Día de la ruta: 02-03-2013
Longitud: Sin datos, pero creo que algo más de 20Km.
Desnivel aprox: 900m
Lugar de salida y llegada: Cangas de Onis.
Comentario:
Un par de semanas sin salir y había ya un mono tremendo de volver a las andadas, así que buscando en los mapas encontré una ruta que en un principio se adaptaba muy bien a lo que quería hacer (ruta sin problemas de orientación, por pista en su mayor parte y con un desnivel de unos 700 metros aprox.).
Al final la ruta que resultó, fue bastante más larga y dura de la que tenía pensada en los días anteriores, ya que me pasé del desvío inicial en el pueblo de Aballe que tenía que tomar para alzarme a cota superiores, dando entonces un buen rodeo, el cual me iba a llevar a conocer el pueblo del Collado de Andrín.
Una vez en dicho pueblo iba a intentar enlazar con la ruta inicialmente pensada, aunque para alcanzar dicho enlace tuviera que caminar al final casi tres horas desde mi salida del coche en Cangas de Onis.
Pues mirando el mapa, descubrí un pico llamado La Cogolla en las cercanías de Cangas de Onis y por el que pasaba una pista que me llevaría de vuelta hacia Cangas, así que para allá me fui sin dudarlo.
Esto es un poco el resumen de dicho día:
Mapa de la ruta.
(azul claro, primera parte de la ruta desde Cangas de Onís hasta la cabaña donde me encontré un paisano).
(azul oscuro, bajada hasta el puente y ruta inicialmente pensada para este día)
Dejé el coche en la zona anterior al puente de Cangas de Onís, justo donde parte una carretera en busca de algunos pequeños pueblos (Soto de Dego, Dego y Aballe).
La primera parte era un fácil y llano paseo por carretera de unos 2,5 Km en busca de dichos pueblos y con el rio Sella descendiendo en busca del Puente Romano.
En este tramo de carretera ocurrió lo que marcaría el resto del día y fue que pensando en mis cosas, el desvío que tenía que tomar en Aballe para alcanzar la piscifactoría (pto inicial de la pista que había visto) pues no lo vi, así que cuando me di cuenta de mi error estaba viendo la central y el desvío hacia el pueblo del Collado de Andrín.
En vez de volver sobre mis pasos, decidí entonces continuar por la carretera que se transformaba en una buena parte de la misma en tramo hormigonado y que iba en busca del pueblo del Collado de Andrín y marcando la misma algunas buenas curvas que me recordaban mis andanzas ciclistas.
Subiendo por la misma observaba también a lo lejos uno de los picos del cresterio por el que en teoría me había imaginado volver caminando por la pista. Cuanto más avanzaba por esta carretera más se alejaba dicho cresterio y esto me traian muchas dudas sobre la ruta que acabaría haciendo al final del día.
Otro tramo guapo de la pista hormigonada en busca del pueblo del Collado de Andrín.
Según subía por el tramo anterior, se veía claramente la nieve en cotas bajas con el curso del rio Sella y el pueblo de Tornín.
El tramo hormigonado se volvía tramo asfaltado cerca del pueblo. Observando la peña que lo protege pude observar un claro sendero que daba la vuelta a esta peña y que a lo mejor me servía de escapatoria de esta zona y me aproximaba al cresterio que había pensado para la vuelta.
Por fin llegué al pueblo tomando a su entrada el sendero que había visto hacía unos minutos.
Dejaba entonces el tramo de carretera y pista hormigonada y mis pies descansaron por unos minutos por tramo cómodo de sendero, lo cual se acabaría agradeciendo muy mucho.
Las vistas en mi avance de la Vega de Onís eran espectaculares, así como de Cangas de Onís.
Avancé por este tramo corto de sendero y tras atravesar una alambrada, el sendero me sacó a una pista en la cual tomé el sentido descendente y que me llevaría hasta otra pista que se veía con huellas de rodadas.
Una vez que alcancé esta pista principal, tenía dos opciones, las cuales eran seguir ganando metros en busca del fondo del valle con la esperanza que me elevara hasta la crestería o bien, perder metros hasta poder alcanzar la pista buena que hubiera cogido si hubiera visto el desvío famoso al inicio de la ruta.
Decidí continuar ascendiendo por la pista para ver si se hacía realidad la primera opción, así que en mi avance me fui encontrando y dejando atrás alguna que otra cabaña ganadera.
Bastante cerca del final del valle, llegué a una cabaña donde había un todoterreno con la puerta abierta en mitad de la pista.
Había un paisano al cual pregunté por el itinerario de esta pista y si en caso de seguir caminando por la misma, me elevaría al cresterio famoso deseado por mí este día. Dicho paisano me sacó de dudas al decirme que la pista moría un poco más adelante y que si quería alzarme a cotas mayores seguramente iba a tener muchos problemas en mi avance por el tipo de terreno que al final de esta pista me iba a encontrar.
La opción que me recomendaba “me hacía mucha gracia” y dicha opción era retroceder por esta pista hasta que me encontrara un puente cerca de una piscifactoría y pillar allí mismo a la izda la pista (que tendría que haber tomado inicialmente en este día) que me elevaría hasta los picos que veía desde este lugar.
Pues nada, a dar la vuelta me dije ya que no tenía muchas ganas de seguir caminando sin un objetivo claro a la vista. Así que fui retrocediendo dejando atrás el cruce del sendero-pista por el que había bajado y proseguí mi marcha en busca del puente que me había dicho el lugareño.
En mi retroceso por esta pista me fijé por encima de una cabaña de un saliente (pto rojo) en el cresterío por el que transitaba la pista y viéndolo en este momento me parecía imposible poder llegar (más tema de pereza de cabeza que de otra cosa).
Así que caminando tranquilamente iba perdiendo metros en busca de la piscifactoría, acentuándose la pendiente de la pista en el km anterior al encuentro con el puente.
Mientras tanto me entretenía de vez en cuando con las buenas vistas que había de la zona de Cangas de Onís y de la Sierra del Cuera nevada.
¡Por fínnnn!.... ¡El puente que me dijo el paisano!.
Me sonreía (por decir algo), al pensar en estos momentos que había salido del coche en Cangas hacía tres horas justas y estaba a 25 minutos del coche y no había hecho nada de la ruta pensada para este día.
Por un momento se me pasó por la cabeza regresar al coche y dar acabada la ruta del día, pero en seguida me dije, ¡Chaval, si te quieres poner en forma para dentro de unos meses, con caminar tres horas no te va a valer de nada!, así que tras esta “profunda reflexión”, mi piernas y mi cabeza “torcieron” a la izquierda tras cruzar el puente en busca de la pista “buena” que había visto en el mapa.
Nada más cruzar el puente ya me encontré con la piscifactoría, punto de partida de esta otra pista.
Al poco ya me encontré un cruce en el que tomé la pista de la izquierda.
Empecé a caminar tranquilamente sin mucho convencimiento de que conveniera machacar innecesariamente la pierna lesionada con más metros de desnivel que los que había pensando inicialmente, pero me encontraba bien e iba calculando tiempos (dos horas en subir y otro par de horas en bajar hasta Cangas) y como era pronto para abandonar en este día guapo climatológicamente, decidí definitivamente continuar subiendo poco a poco a mi ritmo y ver si la pierna me daba algunos pequeños avisos con pinchazos.
La subida, la verdad para mí, guapa de esas que me gustan con mucho desnivel. En algunos tramos estaba hormigonada y me sorprendió la tremenda pendiente en alguno de estos tramos.
Poco a poco iba subiendo y a medida que ganaba altura se iban abriendo en el horizonte el Pico Pierzu y los Picos de Europa, completamente nevados.
Arriba, el terreno se despejaba mucho de arboleda y podía ver por donde había estado deambulando alguna hora antes.
(azul claro el itinerario desde el pueblo del Collado de Andrín hasta que encontré al paisano que me aconsejó y en azul más oscura el tránsito en busca del puente de la piscifactoría).
Desde arriba el valle ya ofrecía un aspecto muy diferente al de las primeras horas de esta ruta.
Al final renuncié a subir al pico La Cogolla ya que no quería tentar a la suerte y opté por continuar por la pista, llegando al collado Llamozal (690m), lugar de paso a la otra vertiente (Oeste) en hora y media desde mi salida de la zona de la piscifactoría.
La pista entonces pasaba a esta vertiente Oeste con buenas vistas de la zona de Arriondas, a pesar de la atmósfera un poco sucia que había sobre todo para el tema fotográfico.
Arriondas con zoom.
El resto de la ruta no tenía mucha historia.
Era caminar por la pista observando las extraordinarias vistas a la vez que iba perdiendo metros en busca del tramo final de carretera que me llevaría a Cangas.
Vista atrás de un tramo de descenso recorrido.
Antes de alcanzar el tramo de carretera, iba a salirme al paso otra pista a la derecha por la que hubiera bajado hasta el pueblo de Dego y hubiera podido seguir en corto tramo hasta Cangas, pero preferí seguir todo recto para ver a donde daba la pista.
Al final llegué a la carretera donde torcí a la derecha en busca del coche que lo tenía en Cangas de Onís, llegando al mismo tras 6h10 de caminata en un 95% por carretera y pista.
Al final llegué con un buen machaque en las piernas, pero muy satisfecho por cómo me respondieron las piernas.
Algunos tiempos de esta ruta:
Salida del coche: 09h55
Llegada al inicio de la pista buena en la piscifactoría tras el rodeo que di innecesariamente: 13h
Collado Llamozal 14h30
Vuelta al coche: 16h05.
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