Día: 28-12-2013.
Lugar: San Juan de la Arena.
Distancia: 3,9 km (no homologados).
Cuota Inscripción: 5 Euros.
Comentario:
En este día nublado me presenté con Noe en San Juan de la Arena para disputar la S.Silvestre de esta localidad costera ya que Raquel me había animado hacía algunos días para que nos apuntáramos para correrla.
Así que sobre las 14h30
partí de casa hacia dicha zona con la intención de realizar un pequeño circuito
por los alrededores para sacar alguna que otra foto de la costa y del mar
revuelto debido al fuerte viento que reinaba en este día.
Desde esta zona de la playa del Aguilar me dirigí por una
carreterina con destino a otra localidad, San Esteban de Pravia, antiguo puerto
industrial de Asturias que tuvo mucha importancia desde finales del XIX hasta
mediados del XX ya que daba salida del carbón extraído de los valle mineros.
Y hacia el Este, buenas vistas de la playa de los
Quebrantos, así como del playón de Bayas con la isla de Deva.
Continuamos
entonces con el coche dirección a San Esteban de Pravia.
Como se nos hacía tarde, ya que me gusta llegar a los sitios con
bastante antelación, renuncié a visitar el muro marítimo de San Esteban así que
puse rumbo a San Juan de la Arena, donde tras aparcar el coche, lo primero que
hice fue recoger el dorsal (340) y la camiseta conmemorativa de la prueba.
Me fui a dar una pequeña vuelta por el pueblo, sacando
alguna foto de su iglesia, así como de alguna casa de indianos.
Cuando nos
disponíamos a tomar un café, resulta que sonó móvil y era Raquel llamando para
ver por dónde estábamos, así que esperamos a por Raquel y su marido para tomar algo
en un café que nos llamó la atención por fuera.
Tras el oportuno café ya nos
dirigimos a los coches a prepararnos para la carrera, aunque ganas, ganas, como
que no había muchas en esos momentos ya que había empezado a llover unos
minutos antes. De esta pinta estaba el menda preparado para correr en este día
(estrené chubasquero que me vino genial tanto para el calentamiento como para
la carrera).
Habíamos quedado en reunirnos todos bajo unos arcos, así que a
falta de media hora aprox empecé a calentar ya que R y L estaban tardando en
llegar.
Cuando llevaba un cuarto de hora calentando ya tenía medio dorsal
bastante húmedo por la lluvia, así que fui a pillar un plástico para protegerlo
y poder hacer “que me reconocieran en caso que llegara el primero” (nunca se
sabe…).
En este momento me reuní con R y L que estaban también con el tema de
la protección del dorsal y acto seguido con algunos “peros” de Luis (debido a
que corría de manga corta, estaba lloviendo y que no le apetecía nada ponerse a
correr bajo la lluvia) y ante la insistencia de Raquel empezamos a calentar los
tres juntos por las calles de S. Juan de la Arena.
Tras unos minutos trotando
ya nos situamos en la salida donde no había las aglomeraciones de gente de
otras carreras de este año ya que en esta, solo admitían a 300 corredores (es
una de las cosas buenas que tiene esta carrera), así que se suponía, como así
fue, que no íbamos a tener que pelearnos mucho por ganar posiciones con el
peligro que ello conlleva siempre a la hora de la salida.
Circuito de esta S. Silvestre Angulera del 2013.
Circuito de esta S. Silvestre Angulera del 2013.
Dieron la salida en
la que salí más rápido de lo habitual y tras unos centenares de metros
corriendo dirección a Soto del Barco por la calle Bajamar, giramos a la
izquierda para adentrarnos de nuevo en el pueblo donde las calles nos iban a ir
llevando dirección a la zona de la playa.
En todo este tramo inicial iba
bastante cómodo y notando como el ritmo que llevaba era algo más alto de lo
habitual pero la verdad me notaba bastante bien.
En la zona de la playa, ya a
las afueras del pueblo, tocaba otra vez un cambio de sentido donde el
aparcamiento de dicha playa para tomar dirección de nuevo hacia el pueblo y
adentrarnos en él por la larga calle Rubén Darío.
En el tramo de esta calle sí
que notaba algo en sentido negativo el alto ritmo que había llevado en los minutos
anteriores, pero iba manteniendo la zancada y más o menos la velocidad ya que
al no ser una carrera larga podía permitírmelo (de haber sido una de 8 ó 10 Km
no hubiera más remedio que haber bajado el ritmo o seguramente no haber
empezado tan fuerte).
Estas carreras cortas de Castrillón y la de San Juan me
han venido muy bien para ganar algo de velocidad para futuras carreras.
Al
final tengo que reconocer que iba algo cascado, así que ni intenté sprintar en
los metros finales ya que pensaba que no tenía razón de ser el incrementar el
ritmo para ganar unos pocos segundos.
Al final un tiempo tomado por mí de
16:54, algo por debajo de lo que me había imaginado en casa, así que bastante
contento por las sensaciones a la hora de correr y sobre todo por no notar
ninguna sensación extraña a nivel físico.
Entré en meta y tuve que ponerme a
cola de corredores ya que algo más adelante nos pasaban un lector por el dorsal
para tomarnos el orden y el tiempo, de ahí que en los tiempos oficiales me
pusieron aprox 3 minutos más de lo que hice en realidad (nota negativa de la
carrera), que son los minutos que estuve esperando a que me escanearan.
Al
final el tiempo oficial que me dieron fue de 19:43 que para nada puedo
considerar como válido.
En la general acabé el 164 de 260 participantes.
En la
llegada nos dieron una chocolatina y bebida isotónica, así que comparada con la
de Piedras Blancas era una línea de meta “tristona”.
Pocos minutos después nos
reunimos todos y rápidamente nos despedimos ya que el tiempo no estaba precisamente
para estar hablando.
Noe y yo pusimos rumbo a Lamuño donde habíamos quedado con
MªJesús y Roberto para ir a cenar.
Me duché en la cabaña y acto seguido fuimos hasta el
pueblo a tomar algo y a esperar a Roberto ya que tenía reunión con los vecinos.
Una vez que Roberto se reunió con nosotros ya pusimos rumbo a Oviñana que era
donde habían reservado, concretamente en un lugar que ya conocía, el “bar el
Café”.
Las chicas pidieron una
ñocla y unos fritos de pixín que estaban muy ricos y en mi caso y el de Robert
pedimos unas parrochas y en mi caso una de callos con patatas que estaban la
verdad muy buenos.
Tras la cena nos dirigimos a un bar cercano regentado por
una pareja en la que ella conocía a mi padre y una vez que los dos de siempre
se acabaron los Gin-Tonics abandonamos el lugar y ya pusimos rumbo a casa,
pasando primero por Lamuño para dejarlos en la cabaña.
Buena tarde la que se
pasó y satisfecho por como salió la carrera y las sensaciones que tuve en el
transcurso de la misma y después.
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