Días: 22 y 23 Junio 2014.
Lugar: Playa La Franca (Ribadedeva).
Comentario:
Este fin de semana me apetecía descansar de monte y de tanto
running, así que aunque no daban muy buen tiempo, puse rumbo a esta playa que
me descubrieron el año pasado por estas fechas.
Como suelo hacer, dejé a la mujer en la playa y el domingo me
fui a dar una vuelta por un camino que había visto el día anterior dando una
vuelta por la zona.
El menda el sábado en la playa.
El paseo, el cual me llevó hora y media aproximadamente, me
fue llevando poco a poco en dirección Este.
Vista de la zona de la playa al poco de empezar por el
sendero.
Especie de ermita construida que me encontré por el camino.
Tuve que atravesar por una pista una zona boscosa hasta dar
con una zona abierta en la que se encontraba una cuadra.
En dicha zona boscosa me pasó una cosa que nunca me había
pasado en mis 21 años caminando por las montañas y es que cruce el cercado
camino de la cuadra que se ve en la anterior foto y tras cerrarlo fui avanzando
en dirección a dicha cuadra, viendo en todo momento a unos 75 metros
aproximadamente a una persona que al final resultó una paisana que a voces me
ordenó que me saliera de dicho lugar y que bajara para donde estaba ella para
que me fuera de la finca por donde seguí el itinerario según ella.
En todo momento no paró de gritar y protestar, dándome la
impresión en algún momento que mi integridad física podría peligrar.
Me salí de dicho lugar por un sendero y mientras me alejaba
ella seguía y seguía vociferando y lanzando improperios de toda clase.
Atravesé por este sendero una zona con mucho helecho hasta
dar con una zona algo más abierta y en la que tomé otro sendero que me llevaría
todo lanzado hasta la cosa, descubriendo guapas vistas de esta zona de la costa
con las aguas limpias del Cantábrico con la Punta Cebollera.
Vista del Castrón de Santiuste.
Pillé una pista que me iba a llevar a Pimiango pero como
consideré que haría un rodeo innecesario decidí volver sobre mis pasos y con
riesgo de que la paisana estuviera, cosa que gracias a Dios no sucedió ya que
cuando pasé por su finca, el “ser endiablado” que me encontré ya no estaba en
dicho lugar, regresando ya rápidamente hasta uno de los chiringuitos de la
playa para presenciar la carrera de Alonso.
Que bonitas playas, agua limpia y cristalina, puro lujo aunque el agua debe estar muy fria pero seguro que fantastica. Con la mujer esa de campo te la jugaste, estas en USA y te saca una escopeta eso seguro.Esta llega a tener perros y te los lanza, menos mal que todo fue muy bien y mientras tu mujer tomando el sol,jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo y a seguir haciendo piernas aunque sea caminando.