martes, 5 de noviembre de 2013

IV CARRERA DEL CONOCIMIENTO Y UNAS FOTOS DE CARAVIA Y LASTRES.



Fecha: 03-11-2013.
Lugar: Gijón.
Distancia: 6,5 (distancia no homologada y reflejada en el cartel de la prueba).
Precio: 5 Euros.
Comentario:
Había descubierto una carrera, llamada “Del Conocimiento” un par de semanas atrás y viendo que era un kilometraje “corto” para lo que estoy acostumbrado este año, decidí participar en la misma tras la carrera de la semana anterior en La Corredoria.
Enlace de la carrera en cuestión.
Y la foto del mapa del circuito, que este año se realizaba en sentido contrario al de otros años.
La verdad sí que me apetecía tanto esta semana (también como me había apetecido la anterior) correr distancias consideradas cortas ya que con ello se suponía (aunque podía ser mucho suponer…) que podría ganar velocidad para carreras más largas.
Así que aquí el menda, todo tranquilo y feliz iba viendo pasar los días y como buena costumbre innata en mí iba retrasando mi inscripción en la carrera.
Iba calculando el cuándo inscribirme, así que unos días antes de la fecha señalada como tope para las inscripciones  me dije:
¡En vez de inscribirme por internet, igual me acerco a las Mestas y me apunto en persona y así pillo de paso el dorsal y el chip, así que mañana mismo me piro para Gijón para realizar la inscripción!.
Menos mal que me iluminó la divina providencia para apuntarme este día que me dio por pensar sobre mi inscripción en la carrera, ya que si me retraso un día, una hora o unos minutos más, no pillo dorsal ni de coña.
Si el Jueves 31-10-2013 era el último día de inscripciones, el menda decidió ir dos días antes del fin del periodo para apuntarse.
En otras palabras esto sucedía el Martes 29-10-2013.
Sabía que iban quedando cada día menos plazas, pero pensaba que a la peña no le daría tanto por participar en esta carrera.

La situación del martes cuando llegué a las instalaciones de Las Mestas era la siguiente:
Aquí el menda entra en la tribuna de las pista de atletismo, donde nada más entrar ya había una buena cola.
Y nada más ponerme en la cola, ya empezaba las palpitaciones en el corazón, sobre todo cuando el tío de la mesa de inscripciones, iba gritando en alto, el número del dorsal que daba…¡646,647,…!. Tengo que señalar que eran 650 inscritos el límite de participantes con dorsal en esta carrera).
Estaba yo esperando en la cola y mirando para adelante y llegó un momento en que quedaban dos dorsales y cuatro chavales por delante de mí.
Yo haciendo cálculos, me decía, ¡PUFFFFFFF, no pillo dorsal ni rezando a la virgen de Covadonga!...
Había alguna posibilidad y era que un par de los que se habían puesto por delante de mí, fueran únicamente por el dorsal, como al final así fue.
Así que al final, sudando sangre (pero por ser el desastre que soy a veces…), pude recoger dorsal, ¡el 650 y último!.
¡Oe, oe, oe!.. Salí más contento que unas castañuelas, con mi dorsal, igual que un guaje con zapatos nuevos…
Así que el primer trámite de esta carrera ya estaba realizado. ¡Mi inscripción, que lo mío me costó!.
Con el dorsal me dieron un chip un tanto raro que nunca me habían dado. Era un papel doblado con dos imperdibles  y había en una de las dobleces un punto verde.
Este punto verde tenía que quedar situado señalando para arriba para que me pudieran tomar el tiempo.
Supongo que este tipo de chips nos los darían por el tema coste, aunque luego hubiera que devolverlos  al final de la carrera.
Pasando ya a los días previos a la carrera, decir que no me machaqué mucho en la cinta de correr en estos días.
Lo único decir que al día siguiente de mi inscripción, sí que llegué a estar un buen rato por encima de los 12 km/h, (llegando incluso a 13,5 Km/h en algunos momentos), aunque sí que es verdad que no quise apurar mucho tiempo a esta velocidad por temor a lesionarme y fastidiarla de nuevo.
Uno de los temores que he descubierto con esto de las carreras populares y que había leído en diversas páginas era el miedo del corredor popular a las lesiones y en mi caso tengo que decir que para no llevar la contraria al resto, ese miedo renace por momentos en mí, sobre todo después del último año que casi me lo había pasado en blanco.
Así que después de estos avatares, llegó el domingo, día 03 de Noviembre.
Como ya tenía el dorsal y como me pillaba en Gijón la carrera decidí no madrugar ya que la carrera era a las 11h30.
En esta ocasión iba a venir la señora acompañarme ya que la hora prevista para el salto de la cama (no pensar mal…), estaba previsto sobre las 08h30.
Tras los preparativos y el desayuno, salimos entorno a las 09h15, llegando al aparcamiento de la Universidad Laboral sobre las 09h45 aprox.
Nos fuimos entonces hacia el interior del Parque Tecnológico, donde había muy poca gente y todavía estaban instalando algunos arcos por los que tendríamos que pasar por debajo a la hora de la salida.
Yo a veces pienso que si se lo pensaran bien los de la organización y ya que tengo adquirida la costumbre de llegar a los sitios bastante pronto, podían casi que contratarme para ayudar a levantar toda la zona de salida y así evitarme pagar la cuota de inscripción.
Fui a dar una vuelta por esta zona de la salida y viendo que por dicho lugar no parecía haber bar abierto para tomar un café y ya que faltaba todavía hora y media para el comienzo de la carrera, decidí ir a tomar un cafetín a un lugar cercano, tranquilo, donde me podría concentrar para la carrera y este lugar era ¡El Tanatorio situado al lado del hospital de Cabueñes!.
(Una hora después vería que había a escasos 20 metros de la salida una cafetería en el bajo de una nave).
Así que tras caminar unos 10 minutos y pararme también a hablar con Raquel, llegué a la cafetería de dicho Tanatorio para tomar el café habitual.
Visto desde fuera, la imagen de la cafetería era más o menos dos o tres mesas de gente tomando algo caliente y algo puestos en la forma de vestir, con rostros bastantes serios y en otra mesa, un tío vestido de chándal tomando su café correspondiente, acompañado de una mujer vestida de domingo.
El menda tomando el café en el tanatorio.
Entonces, tras el café habitual, volví sobre mis pasos y tras una corta parada en el coche, ya me fui hasta la zona de la salida y en la que estaban ya preparando las carreras de los más pequeños.
Como es costumbre, a falta de media hora para el comienzo de mi prueba, empecé a trotar suavemente y realizar algunos estiramientos.
Tocaba foto antes de empezar a calentar con el dorsal 650 en el pecho.
Y llegó la hora de la salida....
Como siempre, me situé en la parte de atrás del pelotón de corredores.
 Creo que en la foto se ve claramente, por si acaso había alguna duda, que era de los últimos del pelotón cuando todavía no había empezado ni a correr.
¡Correr, correr corderillos, que ya os cojeré…!.
Dieron la salida (al menos pasaron 30 sg desde el pistoletazo de salida hasta mi paso por la pancarta) y como esperaba, tuve que ir sorteando gente en un tramo llano y tras el paso por un par de glorietas, llegué a la garita de entrada del Parque Tecnológico.
Aquí el recorrido torcía a la derecha para afrontar un breve tramo en subida que aunque tenía una cierta pendiente no se dejó notar mucho en mis piernas, supongo que debido a que estaba en los inicios de la carrera.
Tras esta subida, tocaba un tramo llano hasta dar con la glorieta del tanatorio. Aquí el tráfico de corredores era más fluido, cosa que se agradecía a la hora de ir adelantando a las últimas unidades.
La glorieta del tanatorio marcaba entonces un corto y pronunciado descenso hasta otra glorieta que me iba a meter en una larga recta que en ligero descenso me iba a llevar hasta un cruce.
En este tramo no me encontré dentro de lo que cabe todo lo ágil que había pensado que podía estar en mis zancadas  a esa altura de carrera, aunque supongo que igual era por llevar un ritmo algo más alto de lo que suele ser habitual en mí en los comienzos de cualquier carrera que disputo o por una cierta sensación de pesadez en los gemelos.
En este cruce, la ruta en ligero sentido ascendente tomaba rumbo a la carretera general, donde tras llanear recorriendo  unos centenares de metros llegaba hasta otro cruce.
En este tramo anterior, la mayoría de la peña iba por la acera en el carril bici. En mi caso, yo seguía con alguno que otro corredor por la carretera ya que pensaba que podía correr más cómodamente por asfalto.
Tras estos metros, el circuito se metía hacia la zona de las universidades en un tramo que parecía ser totalmente liviano para las piernas.
En esa zona iba a mi ritmo, pero no me encontraba cómodo. Iba corriendo sin aminorar el ritmo, pero con la sensación que me costaba en cierta manera aguantar este ritmo más o menos  y esto no era lo que esperaba de mí en esta carrera, ya que la carrera era corta y cuatro días antes había estado corriendo cómodamente a velocidad crucero de 12 ó 13 km y no había notado en demasía el cansancio.
Como un buen día me dijo el Fisio Diego: “una cosa es correr por asfalto y otra estar pegando saltos en una cinta durante media hora”, así que quiero pensar que igual esta sensación de la que hablo se pueda haber debido al haber corrido el lunes y el miércoles anterior a la carrera en la cinta, con el consiguiente cansancio que podían tener las piernas.
Tras este tramo liviano aparecía una breve subida con una pequeña curva de herradura que obligaba a la carrera a cambiar de sentido y tomar dirección hacia la Universidad Laboral.
En este tramo iba corriendo mirando para el suelo, ya que como me notaba que no iba del todo  fino, no quería ver los siguientes tramos (alguno en ascenso) que me podían quedar y así comerme el tarro con lo que podía ver enfrente.
Por lo menos sabía que quedaban un par de km aprox, así que por dos km que podían quedar tampoco era cuestión de tirar la carrera por la borda y seguí corriendo sin ralentizar el ritmo, eso sí, con algo más de cansancio de lo que hubiera pensando sentado cómodamente desde el sofá de casa los días anteriores.
Lo mismo que había algún tramo en pequeño ascenso, hubo alguno que otro en descenso que si que se dejó notar en las piernas, esta vez para bien.
Corriendo en medio del pelotón.
Y así, para mi sorpresa y antes de tiempo, llegó la breve subida a la entrada del Parque Tecnológico de Gijón.
¡Tariro, tariro…!. Un par de fotos con el menda apareciendo en la entrada del Parque Tecnológico.



En esta subida incrementé el ritmo y enfoqué ya la recta final (de unos 300m aprox), donde la verdad, me fue imposible incrementar más el ritmo debido al cansancio.
Había mirado el crono unos 100 m antes y había visto que me era posible bajar de 32:30 minutos, pero una vez que iba directo a la meta, no tuve esa capacidad de sufrimiento que muchas veces he tenido tanto en mis carreras de antaño como en mis rutas de montaña, así que me dejé ir y entrar en meta con la sensación de “más pena que gloria”.
Enfocando los últimos metros de la carrera.
Hablo de esta sensación por cómo me noté, sobre todo, en el tramo final de la carrera.
Al final un tiempo según mi crono de 32:36, aunque luego descubriría que el tiempo oficial que me dieron fue de 33:02 (para mí que estos mataos me tomaron el tiempo mal, ya que es imposible que haya un desfase de 30 segundos entre el tiempo tomado por mí en el paso por la pancarta de la salida y el tiempo tomado por los encargados del crono en el mismo paso).
Pero aún así, doy el tiempo tomado por “los jueces” por bueno ya que tampoco era una carrera de distancia homologada y según me enteré por la mujer, hubo alguna pequeña discusión entre estos jueces a la hora de tomar la salida.
Según me dijo la mujer, uno de los que estaban con el crono le recriminó al que dio la salida, que porqué había dado el pistoletazo si él no había puesto el crono a funcionar, de ahí mi duda con el tiempo tomado aunque lleváramos todos chip.
Pero bueno, pensándolo bien, tampoco se puede pedir peras al olmo y creo que bastante es de agradecer a organizadores, jueces y voluntarios que se molestan en organizar y en controlar carreras populares con la dificultad que ello entraña.
Enlace con la clasificación general de la carrera.
Por categorías.
Resumiendo, al final quedé en el puesto 372 de 579 participantes.
En Veteranos A mi posición fue la 145 de 188 corredores.
 
Pasando ya a la zona de meta, nada más cruzar, estuve recuperando unos segundos y acto seguido fui a por un acuarius y a por la bolsa del corredor (un plátano y una manzana).
El circuito me gustó, aunque eché mucho en falta esos paneles que señalan habitualmente los puntos kilométricos y que tanto ayudan para controlar el ritmo.
No es que no los viera, al parecer, comentando luego en meta con el marido de Raquel, éste me decía que él tampoco los había visto, así que me dejó más tranquilo porque ya estaba dudando de si pedir cita para el oftalmólogo.
Tras tomar el acuarius y el plátano, estuve con mi compañerina Raquel unos minutos y acto seguido, fui en busca de la mujer para ir dirección hacia el coche.
Nada más llegar a ella y viendo que yo tomaba rumbo al aparcamiento, me dice qué a donde iba, que si no iba a entregar el chip y a por la camiseta de recuerdo de la prueba.
Así que volví sobre mis pasos, esta vez, en dirección a las casetas donde entregué el chip y pillé la famosa camiseta.
Foto con la camiseta de la prueba.
Tras este pequeño descuido, facilmente subsanable, ya fui dirección al coche para pillar la bolsa de deporte e irme a duchar a los vestuarios del campo de hockey anexo a la Universidad Laboral.
Poca gente en los vestuarios y una vez dentro, me doy cuenta que no he pillado las chanclas para ducharme, así que en plan MacGyver le doy solución a tal infortunio y decido ducharme en calcetines.
Tras la oportuna ducha, ya fui hacia el coche y tras dar una pequeña vuelta por la zona de La Providencia, decidí ir a comer, dado el buen día que hacía, a un lugar que había estado este verano con Javi, situado en la playa de La Espasa (Caravia Baja), llamado Fitomar.
Foto de la terraza del restaurante.
Para comer tomamos unos calamares de primero y luego un pescado llamado Tiñosu, acompañados de vino Albariño.
Los calamares.
Ración y media de Tiñosu.
Enlace del Tiñosu.
De postre tomé un postre que ya había tomado en alguna ocasión en el mismo lugar, llamado Volcán de chocolate con sorbete de mandarina.
Al final todo por unos 65 euros.
Desde el mismo paseo de la playa, tomé algunas fotos del fuete oleaje en el que estaba inmerso el Cantábrico en este día.
La playa de la Espasa, sentido oeste.
Y otro par de fotos, volviendo poco a poco la vista hacia el norte.
En la primera, la playa tomada por el oleaje.
En la segunda, el mar tomándose un respiro.
Mirando hacia el norte.
El menda.



Otras tres fotos, esta vez hacia el Este. Se ve que la playa quedaba cubierta por momentos por el agua y se dejaba ver cuando ésta se retiraba.






Tomé entonces rumbo a otra localidad muy cercana a esta playa, llamada La Isla, donde hacía muchos años que no paraba, así que tomé alguna que otra foto desde dicho lugar.
Playa de la localidad de La Isla.
Iglesia pegada a la playa.
Hacia el Sur, la Sierra del Sueve.
Tras parar unos minutos en esta localidad, puse rumbo al mirador de S.Roque en Lastres, para tomar un café en el Restaurante El Mirador.
Fotos del mirador con Lastres y el Sueve al fondo.








Y…¡Esto es todo, amigos…!.


4 comentarios:

  1. Escogiste mejor donde comer que donde tomar el café, ja ,ja. El fitomar lo conozco y se come de muerte (bueh, como en el tanatorio, ja,ja). Un saludo

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  2. ya te has recuperado de la rodilla? cuando hacemos una salida por el monte?

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  3. Perdón a los dos por la tardanza en contestaros pero al tener pocos seguidores y tener este blog más bien como album de fotos con sus crónicas, nunca me acuerdo de mirar si la gente me comenta.. Muchas gracias por tomaros la molestias en comentar.
    Javi....Me alegro que conozcas el fitomar, así que poco tengo que decirte. Lo que si que tengo que decirte que a las horas q tomé el café había buenos pinchos en el tanatorio,jeje. Porque tenía que correr,sino alguno hubiera caído...
    Y Germán, ¡Qué sorpresa agradable,jeje!... El tema montaña de momento está un poco aparcado estos meses, aunque alguna salida corta haré. Toy como verás en el blog con el tema de las carreras populares. Este año que viene quiero hacer unas cuantas medias maratones y el siguiente me gustaría si el tema físico me lo permite hacer alguna maratón. Ahora se me ha metido el gusanillo de las carreras, ya que cuando iba a Bachillerato competí en algún campeonato de Asturias, pero me obligaron en casa a dejarlo. En cuanto a la rodilla, pues decirte que al final es un conjunto de lumbares, cadera y rodilla y que toy respetando mucho el tema de descansos después de correr ya que como uno recaiga es peor que la propia lesión en su etapa inicial.
    Un abrazo a los dos.

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  4. German..Haber si para el verano nos pegamos alguna caminata...

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