Día: 23 y 24 de Julio
de 2014.
Lugar: Playa de Cuevas
del Mar y entorno.
Comentario:
Primeros días en esta
primera semana de vacaciones y a la espera de que llegue la siguiente y me
pueda ir algún día a realizar alguna ruta de montaña, tocaba en estos días
“cumplir” con alguna visita a alguno de los arenales asturianos, así que me
acerqué a conocer una playa que no conocía y que me había recomendado una persona a la que le encanta Asturias y el contraste de colores entre los azules
y los verdes que presiden mi región, siendo finalmente la visita de este día a la Playa de
Cuevas del Mar en el concejo de Llanes.
Dicha playa se
encuentra en el extremo occidental del concejo de Llanes y la localidad de referencia
para acercarse a ella es Nueva, localidad distante un par de km de esta playa.
La nota más
característica de esta playa es la formación de muchas cavidades por la acción
incesante de las olas que han golpeado durante miles de años su emplazamiento,
haciendo de este paraje un lugar de singular e indudable belleza, por eso lo de
llamarla “Cuevas del mar”.
La peligrosidad de esta
playa se puede decir que es nula, las corrientes son escasas y el oleaje es
medio, siendo la profundidad media en la zona de baño de 1,50 metros, teniendo una longitud de
unos 125 metros y una anchura de algo menos de 50 metros.
Como tema anecdótico
decir que en dicha playa se ha rodado alguna película muy conocida como ha sido
el caso de la película de Garci, “You´re the One” o el caso de “El orfanato”
con Belén Rueda.
La visita se puede
decir que realmente me gustó ya que al no conocer ni la playa ni su entorno me
sentí en todo el día como si estuviera de turismo en un lugar alejado de
Asturias, por lo cual si que se puede decir que me prestó muy mucho el día que
pasé.
A todo esto se añadió
que por fin tenía cámara de fotos, así que por fin pude mezclar el tema de
naturaleza y fotografía que tanto me apasiona.
Antes de poner algunas
fotos decir que aunque no conocía dicha playa antes de esta visita, estoy
seguro que esta playa abarcaba en toda su superficie un arenal, encontrándome
en esta visita con toneladas de piedras apilabas y mezcladas entre la arena,
por lo que supongo que en el temporal de meses atrás que asoló la costa asturiana,
esta playa fue de las más perjudicadas.
Alguna noticia sobre el
temporal y sus consecuencias en esta zona de la costa asturiana y en la que
dice sobre esta playa que “En Cuevas del Mar la playa ha quedado repleta de unas piedras
que alcanzan hasta la carretera en algunos puntos”.
Foto sacada de Internet
de dicha playa antes del temporal.
Fotos de la playa y de
su chiringuito después de sufrir los daños por las piedras arrastradas por las
aguas del Cantábrico.
No me enrollo más y
empiezo con las fotos de este par de días que al fin y al cabo fue una visita
en plan paseo de esta zona.
Aparqué el coche al
lado mismo de la playa, en un aparcamiento que me llamó la atención por el buen
número de furgonetas “estilo hippie” que había en el mismo.
Nada más pisar la playa
era inevitable ya, la primera foto del día.
Como lo mío no es estar
precisamente tirado en la arena, me fui a investigar por la zona ya que suponía
podría tener buenas vistas de la playa, así como de toda la zona de las sierras
lindantes con Llanes.
Foto panorámica (nuevo
formato de esta cámara que compre, pero que está todavía en periodo de pruebas)
de todo el entorno de la playa, donde se ve a la izda el aparcamiento con
algunos coches y a la derecha, el sendero por el que fui dejando la playa.
Aunque la han limpiado
muchísimo, existen todavía un gran número de piedras que inundan buena parte
del arenal.
A los diez minutos de
haber empezado a caminar, ya veía a lo lejos la playa con la Sierra Benzúa
detrás.
Descendí unos metros
para posteriormente encaramarme al espolón rocoso (situado en la misma linea de
la costa) que había visto nada mas llegar a la playa y desde el que pensaba que
iba a tener buenas vistas del “arenal” por decir algo.
Un trío de imágenes
desde dicho espolón.
Las vistas eran
realmente guapas y pensaba que quizás el emplazamiento de este lugar era el más
idóneo para disfrutar tanto de la costa como de la montaña al mismo tiempo.
Lo bueno era que dicho
emplazamiento quedaba situado fuera de todo el turisteo que azota esta zona en
esta temporada estival, así que la tranquilidad fue la nota
predominante en estas dos jornadas en las que me acerqué por esta zona.
En esta zona rocosa era
en bastantes momentos muy engorroso el caminar, dado lo kárstico del terreno,
en el que era muy fácil encajar un pie entre tanta roca.
A todo esto se sumaba
que algunas rocas eran por momentos auténticas cuchillas, notando esa sensación
ya con solo apoyarme con las manos en dichas rocas.
Me acerqué al extremo
de la rasa costera, ¡tanto¡, que en algunos momentos con que hubiera avanzado
tan solo medio metro me hubiera precipitado al agua situada algunas decenas de
metros por debajo de donde yo me encontraba en esos momentos, así que aparte
del disfrute de las vistas, el día soleado que hacía, la novedad por tener
cámara nueva, estos momentos también tenían su tema de “soltar adrenalina”.
La costa adquiría
formas diversas ya que en esta parte de la costa se notan mucho los efectos del
oleaje, llamándome la atención algunos cortes que el mar ha ido produciendo en
el muro costero.
Una cosa que me llamó
la atención fue el color verdoso de las aguas, aguas que estaban totalmente
limpias de restos de suciedad o contaminación.
Daban ganas de tirarse,
pero por si acaso renuncié en este día a experimentar tal sensación.
Foto de la costa
moldeada por el agua.
Sacando esta foto pensaba que tiene que ser una pasada el
poder ver el fuerte oleaje estrellarse en el muro cuando hay temporal en el
mar, así que una de las cosas que me ha servido esta excursión ha sido
descubrir un sitio idóneo para ver y oír el estruendo del mar al chocar con la
costa en días de galerna en el Cantábrico.
Salí de esta zona
kárstica y a través de marcados senderos me fui aproximando hasta una especie
de ermita que había visto hacía ya un buen rato y que me había llamado la
atención por el lugar donde estaba situada.
Pero antes de llegar
tocaba mirar para atrás para observar “la planicie” por donde había estado la
última hora.
Llegué entonces a la
ermita con los árboles que presiden la entrada.
Dicha ermita se la
conoce como la Ermita de San Antonio y en la misma están enterrados varios
familiares del Conde de la Vega del Sella, que no tenía ni idea de quién era,
pero indagando por Internet era un navarro llamado Ricardo Duque de Estrada que
nació en Pamplona en 1870 y murió en Nueva de Llanes en 1941, siendo este
personaje uno de los principales prehistoriadores de comienzos del siglo XX, no
sólo de España, sino también de Europa.
La familia Duque de
Estrada, a la que pertenecía el Conde, tenían sus propiedades en el concejo de
Llanes, abandonadas en manos de administradores, hasta que el Conde vino a estudiar
derecho a Oviedo.
Al parecer estando en Oviedo,
resulta que se entusiasmó con Asturias y decidió fijar su residencia en el
palacio que tenían en Nueva cuando se casó en 1897.
Fue un gran benefactor
para Nueva, el concejo de Llanes y los concejos limítrofes, impulsando la
construcción de carreteras (a veces de su propio bolsillo), el ferrocarril y el
teléfono en la zona.
Se dedicó también a la
política, siendo este hombre un hombre demócrata y bastante sencillo a pesar de
su origen noble.
Sigo con el relato de
la excursión, después de tanto rollo sobre el Duque…
Una cosa que me llamo
de la ermita fue el buen número de cabras que estaban a la puerta a salvo del
sol en este día, dejándose fotografiar una de las mismas que parecía bastante
presumida por el corte de pelo.
Entrada de la Ermita de
San Antonio.
Estuve dando un paseo
por la zona limítrofe a la construcción religiosa y al asomarme a los altos
acantilados pude descubrir la Punta de San Antonio a la que me iba a acercar al
día siguiente.
Vista de los
acantilados de dicha punta.
Vista del conjunto de
la ermita desde otro punto de vista.
Vista en formato
panorámico del entorno de la ermita con las montañas a lo lejos cuando me alejé
unas decenas de metros en dirección a los acantilados.
Me apetecía sacarme una
foto y viendo el resultado no me salió del todo mal (claro está que el modelo
ayuda,jeje…).
Otra vista de la ermita
con todo el frente del Cantábrico.
Fui tranquilamente
caminando por la parte Este de la punta de San Antonio, descubriendo entonces
una minúscula cala inundada por la aguas y otra zona que debía ser una cala ya
que algunas personas se dirigían a la misma con la pinta de que iban a pasar
unas horas.
Esta diminuta cala que
descubrí recibe el nombre de Puerto Cerrau y solo es posible acceder a ella por
mar, habiendo tan solo una pequeña playa cuando la marea está baja, estando
situada al lado mismo de la segunda playa que descubrí en este día, la Playa de
San Antonio.
Vista de esta pequeña
cala.
Ya sabía la playa que
visitaría en mi proxima salida “playera”, así que tranquilamente fui volviendo
a la primera playa del día a la que llegué para descansar y comer y beber algo.
Tras tomar algo y como
soy “bicho inquieto” cuando estoy en las playas, decidí acercarme caminando un
par de km al pueblo de Nueva, pueblo que me había parecido al cruzarlo en coche
que tenía algunas casas bastante chulas, tomando entonces algunas fotos de
dicho lugar.
Tras la visita de este
primer día, el segundo día también tocaba playa, pero en este caso, la playa
elegida por mí, iba ser la Playa de San Antonio.
La gente suele acceder
a esta playa dejando el coche en Cuevas del Mar ya que con tan solo caminar un
cuarto de hora desde esta primera playa, se llega a esta Cala de San Antonio.
Pero antes de abandonar
el lugar en este segundo día, tenía que sacar otra foto de la Playa Cuevas del
Mar con la marea un poco baja y dejando ver el pedrero.
Estuve un rato en la
Playa de San Antonio, pero rápidamente escapé para sacar algunas fotos del
entorno de la misma, aunque sabía que no me quedaba mucha batería en la cámara
que digamos.
Vista de la Playa de
San Antonio, playa de unos 70 metros de longitud y de aguas tranquilas,
careciendo dicha playa de servicios de salvamento y chiringuito.
Me acerque también a
sacar otra foto de la pequeña cala que había visto el día anterior, Puerto
Cerrau, pero con todos los acantilados que circundan dicha cala por su lado Oeste
(en este día ya pude ver algo su pequeño arenal ya que el agua todavía no
inundaba dicha cala).
Volví a la playa de
este segundo día para comer y beber algo y al poco tiempo ya estaba dando más
vueltas por la zona, pero esta vez sin cámara ya que casi no me quedaba
batería.
La verdad fue una pena
no poder llevar la cámara ya que descubrí en este segundo día buenísimas vistas
con formas extrañas de los acantilados que no me había fijado el día anterior,
así que visto lo que vi, tendré que volver por la zona a poder fotografiar
dichas caídas de la tierra al mar.
Pues este ha sido el
resumen de este par de días por la zona, zona nueva que desconocía y que más
que descubrir, se puede decir que me descubrieron.
Bonito reportaje Jose Manuel, Asturias nuestra gran desconocida....gracias.
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