Fecha: 15-08-2014.
Desnivel aproximado:
+400 m aprox.
Lugar de salida y
llegada: El Fielato (Pto S. Isidro).
Tiempo: 4h (aunque se
puede quitar perfectamente por lo menos una hora ya que el menda es un poco
pesadito con el tema fotográfico y sobre todo cuando uno tiene cámara nueva y
tiene que practicar…).
Comentario:
No realicé en este día
una ruta muy larga ya que quería estar pronto en casa para ir al teatro a Avilés, así que pensando una
salida express tuve claro el destino ya que tenía que volver a la zona de este
pico para sacar algunas fotos que me habían quedado pendientes de hacer en la
ruta de Mayo a esta zona.
Así que aparqué el
coche en el Fielato (1.269 m), pero antes de llegar al lugar de inicio de la
ruta del día, tocaba parada obligatoria para ver el pico del día desde otra
perspectiva a la del inicio del paseo.
Una vez en el Fielato
era inevitable ver el pico del día con alguna de las cabañas que pueblan esta
zona del Puerto S. Isidro.
Tras descender unos
metros tocaba cruzar el río y pillar el sendero que me llevaría hasta la
Collada Beldoso que se parecía adivinar a lo lejos.
El sendero y la ruta
hasta dicho collado no ofrecía ningún tipo de dificultades, así que poco a poco
fui ganando metros con incontables paradas para el tema fotográfico.
Vista atrás del Torres y
de la carretera del puerto.
Llegué a la Braña de
Brañarreonda donde me saludó a lo lejos uno de los mastines que había por dicha
braña con el ganado a su cargo.
Cabaña “asturiana” de
dicha braña, con la Sierra del Ajo detrás.
Otro par de fotos de
dicha braña con esta Sierra del Ajo y con el Torres.
Seguí ascendiendo, encontrándome
entonces con una zona donde había también ganado.
Salió entonces otro mastín a
mi paso, el cual a medida que se iba acercando al menda fue frenando en su
ímpetu para defender al ganado vacuno que se encontraba pastando en dicha zona,
llegando incluso a ir caminando tranquilamente junto al menda para creo yo, cerciorarse
que me fuera alejando del lugar.
Foto del mastín y del
ganado en esta segunda zona de pastos (a veces uno se pregunta si no hubiera
sido mejor haber nacido vaca y estar todo el día al tumbado al sol, pastando y
pasando de los problemas que tienen los bípedos en el día a día…).
Seguí entonces
caminando tranquilamente hasta llegar a una tercera zona de pastos con
abundante ganado vacuno y caballar.
Desaceleré por unos
momentos para observar dicho ganado cuando de repente veo que a lo lejos, a
unos cien metros se oyen ladridos y veo a dos mastines correr hacia el lugar
donde estaba.
Seguí caminando pero
mirando en todo momento a los mastines y al ver cómo me escapaba de este lugar,
los mastines cesaron en sus ladridos y en sus carreras hacia mí.
Vista atrás de todo
este tramo recorrido desde la carretera.
Poco antes de llegar al
Collado Beldoso, no pude evitar el sacar una foto con el Pico Chagarello a la
izda y el Torres en el centro.
Foto con zoom del
Torres.
Llegué entonces al
Collado Beldoso (1.582 m) y aquí tomé un marcado sendero a la derecha que me
iba a llevar en unos 20 minutos al balcón sobre el Torres.
El Fielato desde dicho
balcón.
Después de sacar las
oportunas fotos, me acerqué hasta este pico del Chagarello (1.650 m), sacando
foto del buzón de cumbres con el Toneo (2.094 m) al fondo.
El tiempo estaba
empeorando hacia la zona del concejo de Aller.
Y también venían nubes
desde la zona del Nogales.
Decidí emprender el
regreso hacia el coche, así que volví al Collado Beldoso (1.582 m).
Iba a venir ahora la
que suponía que sería la parte más conflictiva de la ruta, el reencuentro con
todos los mastines que me habían salido al paso, sobre todo con los últimos que
me había encontrado en la ida y que ahora tocaba el reencuentro siendo ellos
los primeros.
A los pocos metros de
empezar el collado, empiezo a oír los ladridos de los mastines.
¡Imposible que me hayan
visto!, pensaba yo por la distancia a la que estaba y con piornal de por medio,
así que cuando salí a zona más abierta, veo como el ganado se encontraba
totalmente desperdigado y de los dos que me habían intentado salir al paso,
ahora eran cuatro los perros que se encontraban guardando el ganado.
¡Pufff!, ¡Nun se yo…!.
Aun así continué acercándome a esta zona y con la debida precaución de intentar
no molestar mucho al ganado ni a los perros.
Observe que estaban
distribuidos por parejas y que dos de los perros estaban en un pequeño alto guardando
unas cabezas de ganado y que los ladridos provenían de estos dos (parecía que
uno estuviera riñendo al otro…), mientras los otros dos estaban por la parte de
abajo guardando el resto de los animales.
Llegué entonces al
lugar donde ya no pude evitar acercarme más a las vacas, saliendo entonces dos,
disparadas en la dirección a la que yo me dirigía.
Entonces los dos
mastines que estaban en la parte de abajo vinieron rápidamente hacía mi
ladrando y con actitud amenazante.
Uno de ellos se paró
unos 30 metros antes de llegar, parando también de ladrar.
El otro sí que se
aproximó bastante al menda, hasta acercarse a unos 5-10 metros cuando entonces
paró de ladrar. Para intentar tranquilizar a este último del todo le empecé a
hablar en plan cariñoso y a decirle, ¡Venga, déjame pasar, anda!, y así
mientras le iba hablando poco a poco disimuladamente abandonaba dicho lugar sin
quitarle el ojo de encima.
Seguí entonces
descendiendo por el sendero y cruzando alguna que otra pradería donde los dos
mastines que me había encontrado al inicio de la ruta, esta vez, pasaron de mi
olímpicamente.
Llegando a las cabañas
de Brañarreonda y viendo como el día se estropeaba también en esta zona.
Mientras caminaba ya
los últimos metros, iba reflexionando sobre el encuentro que había tenido en la
zona donde me había encontrado a los cuatro mastines y los problemas muy serios
que hubiera podido tener en caso que los cuatro se hubiera unido a la hora de
defender su territorio e impedirme el paso a toda costa.
Llegue sin más
incidencias a esta zona de El Fielato (1.269 m) donde ya se veía como la niebla
inundaba toda esta Sierra del Ajo.
Me encontré bastante
bien a nivel físico, sobre todo después de la torsión en la zona de la rodilla
que había tenido el Lunes de esta misma semana.
Esa montaña que bien le sienta a las piernas y a la vista pero a ver si correr un poco, eh???.
ResponderEliminarUn abrazo.