3ºDía (2ª Parte). Costa
Guipúzcoa – Vizcaya.
Día: 11-10-2014.
Comentario:
Dejábamos en esta
mañana nublada la ciudad donostiarra para coger dirección de Cantabria, concretamente
a Castro Urdiales que era donde teníamos pensado pasar la noche.
La ruta que íbamos
hacer nos iba a llevar a transitar por carreteras pegadas a la costa vasca con
incursión en algunos de los pueblos importantes de dicha costa.
Dejábamos el hotel de
Donosti y evitaríamos desayunar en la ciudad para poner entonces rumbo a la
zona del Monte Igueldo, desviándonos unos metros para conocer los exteriores
del “Akelarre”, el restaurante de uno de los grandes maestros de la cocina
vasca, Pedro Subijana.
Tras dar con la
localización de dicho restaurante, dimos casualmente con un hotel situado en la
cumbre de dicho monte, el Hotel Gudamendi, hotel con muy buenas panorámicas de
la ciudad de San Sebastián y en donde tomaríamos un café.
Vistas del hotel y de
las chicas.
El hotel disponía de un
guapo jardín con mirador incluido en el que se podían apreciar algunas vistas
de la ciudad con la bahía de la
Concha.
Los tres en el mirador.
Abandonamos entonces
este lugar para poner rumbo Oeste para llegar en un primer momento a Zarautz,
lugar donde intentamos aparcar para estar un rato, pero tendríamos que desistir
de dicha visita ante la imposibilidad de encontrar lugar para estacionar el
coche.
Desde Zarautz, Roberto
nos iba a llevar por una carretera pegada a la costa y que separaba esta
localidad de otra localidad costera bastante conocida como era el pueblo de
Getaria y con un buen debate intelectual que tuvimos en el coche con la pronunciación del término que da nombre a este
pueblo.
Decidimos aparcar en
Getaria, pueblo costero conocido por ser la localidad natal de Juan Sebastián
Elcano, primer hombre que dio la vuelta al mundo.
En cuanto al tema del
debate y de la etimología de la palabra, el nombre de la localidad se ha
escrito como Guetaria, pero desde 1980 el topónimo oficial es Getaria, ya que
es la adaptación del nombre a la ortografía moderna del euskera, pronunciándose
de igual manera tanto en castellano como en lengua vasca.
Enlace con información
del pueblo.
Como señalo, aparcamos
en Getaria, concretamente en un aparcamiento situado al lado de la Playa de Gaztetape, al oeste
del monte de San Antón.
Playa de Gaztetape.
Fuimos entonces
caminando por el muro de la playa en dirección a la zona del puerto y dejando
atrás esta zona de la playa.
Echando la vista atrás
en nuestro avance.
Llegamos entonces a la
zona del puerto, lugar de rodaje de algunas de las escenas de la película “Ocho
apellidos vascos” y en donde había buen número de embarcaciones marineras,
reflejo de la actividad principal del pueblo.
Alguna de las
instalaciones portuarias en desuso del puerto.
Subimos hasta la zona
de la iglesia del pueblo, la iglesia de San Salvador, transitando unos metros
por alguna de las calles adyacentes a la misma.
Un par de imágenes de
dicha zona.
Había que conocer la iglesia por dentro.
Tras entrar en la
iglesia para echar un vistazo, nos fuimos a tomar algo a una de las terrazas de esta zona y en donde
había buen ambiente gracias a una peña de vascos que se dejaban notar.
Vistas desde la terraza
de una pequeña parte del puerto.
Abandonamos entonces la
terraza y mientras Roberto iba a por el coche, las chicas esperarían a que una
tienda de bebidas y de conservas abriera, para seguidamente comprar algunas
latas típicas de la zona, como por ejplo de anchoas…
De nuevo en el coche y
de nuevo el itinerario nos iba a ir llevando por una carretera con guapas
panorámicas hacia la costa y hacia alguno de sus pueblos.
Pasaríamos por pueblos
como Zumaia, Deba, Mutriku, Ondarroa,…pueblos en los que no pararíamos hasta
llegar otro pueblo de la zona muy conocido por ser un destino turístico muy
importante, Lekeitio, pueblo que me apetecía muy mucho el conocerlo por haberlo
visto en algún reportaje en el Canal Viajes.
Enlace del pueblo.
Aparcamos unos
centenares por encima del pueblo y tras perder de nuevo caminando esos
centenares de metros ya nos íbamos a introducir por el pueblo camino de la zona
del puerto y en la que había un buen número de bares y restaurantes.
Algunas imágenes en el
pueblo.
Llegamos a la que debía
ser la plaza principal del pueblo y en la que se encontraba la Basílica
Asunción de Nuestra Señora.
Fuimos caminando por
esta zona del puerto y buscando un lugar donde tomar y comer algo, hasta que
dimos con un restaurante en el que nos gustó dos de las posibles opciones para
comer, “la parrillada de pescados” o el “menú”.
Imágenes de esta zona
del puerto.
Un turista “conocido”
por el muelle.
Y otro par de
“turistas” de cuyo nombre no me acuerdo.
Reservamos mesa afuera
y como íbamos a tener que esperar un rato para sentarnos a comer, pedimos algo
en la barra de este bar que recibía el nombre de “Oskarbi”.
En la barra de dicho
bar.
Comeríamos de menú en
este día y en mi caso probaría de primer plato unas alubias marineras y detrás
un par de salmonetes, comida que resultó buena para ser de menú.
Después de la comida,
fuimos a por el coche y abandonamos ya el pueblo para ir en busca de una
sorpresa que Roberto nos tenía preparada, la visita a una ermita que en mi
caso, desde que la descubrí el primer día en televisión, siempre me decía que
tenía que ir un día a conocerla, la
Ermita de San Juan de Gaztelugatze.
No llegamos hasta la
ermita ya que nos conformamos simplemente verla desde un mirador situado al
lado de la carretera.
Vista desde un mirador
de la carretera de esta ermita situada en lo alto de un peñasco casi en medio
del mar.
Una vez vista desde
arriba la ermita, continuamos por la carretera en dirección a Bilbao, pasando
al poco de dejar el mirador por el desvío que nos hubiera llevado a la pequeña
iglesia y en donde había un aparcamiento que se encontraba, por lo que pude
observar desde el coche, de autobuses y de coches hasta arriba por lo que no
hubiera sido este día un día propicio para esta visita.
Roberto nos fue
llevando como digo hacia la zona de Bilbao, entrando en el área de la capital
vizcaína por la zona de Getxo, zona por lo que pudimos apreciar todos con gran
presencia de palacetes y viviendas construidas por la alta burguesía durante la
industrialización.
Nos acercamos entonces
a una obra declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2006 por la Unesco, el Puente Bizkaia.
Enlace con información
del Puente Vizcaya…
Imagen del puente.
Resulta que aquí se
produjo la anécdota principal del viaje ya que mientras estábamos Noelia y yo
intentando sacar los tickets para pasar con el coche en el transbordador del
puente, resulta que miramos a nuestras espaldas hacia el carril donde estaban
parados los coches que iban a pasar a la otra parte de la ría y vemos como
dicho carril se encontraba totalmente libre de vehículos y en mi caso ante la
observación y pregunta que le realicé a Noelia de que ¡Los coches no estaban y
que a dónde se habían ido!, solo iba a poder percibir su respuesta en una frase
similar a…¡Míralos por dónde van, ya montaron en el transbordador!, así que de
los cuatro que estábamos en el coche, dos estaban cruzando la ría montados en
el coche y a su vez en el transbordador y otros dos estábamos totalmente abandonados
a nuestra suerte en una especie de “sala de espera” que tenían para que las
personas pudieran esperar mientras el transbordador cruzaba de un lado a otro.
Esperamos entonces a
que hiciera ese viaje de ida dicho transbordador y mientras el mismo volvía de
vuelta hacia donde estábamos esperando, resulta que me dice la mujer que…¡Mira,
donde está María Jesús esperando en la otra orilla…!.
La verdad se le
distinguía bastante bien por como iba vestida y desde la distancia se veía como
una mujer miraba hacia la otra orilla intentando localizarnos, supongo, tras el
abandono “voluntario o involuntario”, ¡Nunca lo sabremos…! que habían realizado
momentos antes.
A este abandono se unió
otra casualidad muy rara para estos tiempos modernos que corren ya que resulta
que las dos parejas no estábamos en condiciones de localizarnos ya
que en el caso mío y de Noelia habíamos saltado del coche sin el móvil, por lo
que la incomunicación era más que una realidad.
El transbordador iba a
llegar y poco a poco fuimos pasando todos a la zona reservada para los
peatones.
En estos momentos le
comenté a la mujer que mejor quedábamos por detrás que ya vería lo que íbamos
hacer con mi hermana por habernos abandonado.
Tranquilamente fuimos
cruzando la ría viendo a mi hermana al otro lado impaciente por ver si
llegábamos.
El transbordador paró y
poco a poco la gente fue saliendo mientras yo le decía a la mujer que se
esperara, que no había prisa y que íbamos a salir los últimos escondidos detrás
de la gente para meterle un susto a mi hermana.
Dicho y hecho, ¡eso fue
lo que hicimos!, pero en cuanto María Jesús vio que no habíamos llegado en esa
remesa de gente, resulta que milagrosamente se le olvidaron todos los pequeños
problemillas de salud que había tenido en este viaje y rápidamente tomaría
dirección a un lugar (ella ha referido y jurado y perjurado que iba a montar en
el transbordador para cruzar al otro lado la ría para buscarnos…).
Mientras veíamos la
escena de la rapidez con la que se había empezado a moverse mi hermana, el
cachondeo que yo tenía iba en aumento y el de Noelia también, pero a Noelia le
saltó la alarma y me soltó algo así como..¡José, vete a por ella que se nos
escapa…!.
En un momento la alcanzamos, picándola por detrás y reuniéndonos con ella, empezando todos a reírnos a carcajada suelta por lo que había pasado así que supongo que debimos organizar un buen escándalo en esos momentos por la zona.
Una vez juntos los
tres, localizamos a Roberto que parecía estar “expectante” mirando a lo lejos,
por lo que esperamos unos segundos a reunirnos con él con el consiguiente
cachondeo de todos.
Nos fuimos entonces a
por el coche, que estaba mal aparcado en doble fila y pusimos rumbo hacia
Castro Urdiales (Cantabria) con un único tema de conversación y las
consiguientes risas sobre lo que había pasado la media hora antes.
En aproximadamente
media hora íbamos a llegar a Castro Urdiales donde Roberto había reservado cama
en el hotel “Sercotel Las Rocas”, hotel de 4 estrellas.
Enlace del hotel.
http://www.lasrocashotel.com/
Descansamos algo en la
habitación y al rato nos íbamos a encaminar hacia la zona del Ayuntamiento en
donde había bastante gente por ser al día siguiente festivo.
Foto de la habitación.
Ya de noche, nos íbamos
a encontrar con esta zona parcialmente iluminada en su conjunto monumental,
hecho que se agradecía para el tema fotográfico.
Tomamos algo y nos
iríamos a cenar a un restaurante al que María Jesús le tenía ganas, el “Mesón
Marinero”.
No nos saldría bien
esta última experiencia gastronómica del viaje ya que pedimos cuatro raciones
(fritos, croquetas, pimientos rellenos, ?) y junto a la bebida nos cobrarían
algo más de cien euros por casi ni cenar.
De todas maneras, al
final no íbamos a podernos quejar con el resultado del viaje a nivel comidas ya
que esta cena fue el único “pero” a ese nivel en todo el viaje.
Tras la cena, fuimos
regresando al hotel, con parada incluida en una cafetería para tomarnos la
mayoría un café (carajillo con nata en mi caso) y tras caminar unos diez-quince
minutos llegaríamos al hotel para ya descansar hasta el día siguiente, día en
el que pondríamos rumbo a casa, parando a comer en la zona de Llanes en uno que
se me había ocurrido sobre la marcha en este día y al que le tenía también
bastantes ganas de conocerlo, “Casa Xico” en Mestas de Ardisana, pero esto ya
queda para el relato del siguiente post…, así que…
¡Hasta mañana…!.