martes, 8 de diciembre de 2015

RUTA DE LOS ARRUDOS.



Día: 07-12-2015.

Lugar: Caleao (Caso – Parque natural de Redes).

Desnivel: + 600 m aprox. (hasta la majada de Roxecu).

Duración: 04h10.

Comentario:
Día festivo y en esta ocasión iba a ir acompañado a realizar una de las rutas clásicas montañeras de Asturias, la Ruta de los Arrudos, ruta que hacía ya más de una década que no realizaba.

Me encaminé entonces hacia el pueblo casín de Caleao, llegando a las 10h35 al parking habilitado para los numerosos montañeros que al año transitan por esta ruta y sacando al inicio de la excursión (10h45) algunas fotos del entorno de dicho aparcamiento.





Caleao desde el aparcamiento.


En un día parcialmente nublado y con una temperatura de 8 grados, aproximadamente, empezamos a caminar por el tramo inicial de la pista, camino ya de uno de los desfiladeros más conocidos de Asturias.

Inicialmente la pista iba a tomar un claro sentido descendente y desde el primer momento ya se iba a poder disfrutar de las vistas de la cubierta arbórea que cubren las diferentes montañas de la zona.





Tras unos centenares de metros el descenso por la pista iba a finalizar para entonces ya tomar un breve tramo llano por el que las vistas ya se iban abrir a un pequeño pico conocido como la Peña Roscas (1.182 m).


La pista iba a continuar bastante pegada en este tramo al río que venia del desfiladero.


Una de las características de esta ruta es el tránsito por algunos puentes, siendo el de la imagen que sigue el primero con el que nos íbamos a encontrar y con un par de “chulas” construcciones rurales situadas unos metros después de cruzar el mismo.








La imagen y el ruido del río iban a ser la nota predominante en este día por la montaña.


Se pasaría por un segundo puente y poco después iban aparecer un grupo de burros pastando en una finca que retrataría a la vuelta.


Poco después de esta finca iba aparecer un cruce señalizado, cruce en el que tomaríamos la pista de la derecha que en ligero descenso y acompañados ahora del río (a la drcha en el sentido de la marcha) nos iba aproximar hasta otro puente de la ruta mientras el agua se puede decir que brotaba prácticamente de la roca y de la cubierta vegetal.





Pronto ya iba aparecer el puente que marcaría ya el inicio del tramo más duro y espectacular de la ruta.


Cruzando el puente y el río a punto de pasar por debajo de donde este menda estaba situado.


La pista tomaba ahora un fuerte descenso mientras el río quedaba encajonado abajo fluyendo mientras formaba bastantes cascadas en su curso (y eso que todavía la temporada de lluvias y nieves no ha aparecido de momento en Asturias).

Foto de una de las cascadas en el día de hoy.


La misma zona de la cascada con un montañero, un tanto peculiar, en Marzo de 1999.


La pista estaba en algunos tramos inundada de abundante hojarasca, mientras tanto ya iban apareciendo los primeros metros con los característicos peldaños tallados en la roca.


Y mientras el río siempre vigilante (ahora a la izda en el sentido de la marcha) iba ofreciendo bellas estampas con la arboleda y las rocas cubiertas del característico musgo que hay siempre en estas zonas fluviales.





Íbamos a llegar (tras 45 min de ruta) a un conocido cruce para mí ya que en el 2011 había llegado al mismo proveniente de otra ruta por la zona, la vuelta al Pico Cabeza del Arco, pico que nunca he pisado en su parte cimera.

A partir de aquí la pista iba a desaparecer para entonces continuar la ruta por un tramo de claro sendero y transitando la misma muy cerca de la corriente fluvial.





Alguna fuente me iba a encontrar por el camino.


Iba a llegar entonces al puente “estrella” la ruta, llamado Puente La Calabazosa.

Un par de imágenes de dicho puente, la primera de este día y la segunda imagen del año 1999 donde se ve al antiguo puente que se llevó una riada.






A punto de fluir el río por debajo del puente.



¡Pues sí que ha pasado rápido…!.


Tras cruzar el puente iba a comenzar un pronunciadísimo tramo marcado en los diferentes peldaños y en los que se notaba claramente la pendiente que tenían.

Vista atrás de dicho puente “estrella” de la ruta.


Si hasta ahora me había venido muy bien la ruta para preparar la maratón (no estaba usando bastón de apoyo en el día de hoy), ahora iba a venir lo mejor para las piernas.

¡Empezamos a subir…, así que primeras revueltas talladas en la roca.


Dichas revueltas vistas desde arriba.


A ejercitar el tren inferior.


Y el río descendiendo formando guapas cascadas poco antes del Puente La Calabazosa.


Tras las anteriores revueltas, la pendiente iba a disminuir claramente para entonces tener que transitar por un tramo mucho más cómodo y protegido de posibles caídas a través de una valla de madera que en mis anteriores visitas no se encontraba instalada.


Tras este tramo más cómodo otro puente iba aparecer y de nuevo un buen tramo escalonado en el sendero.

Pero antes de empezar a subir tocaba de nuevo visionar el río con el poco agua que llevaba pero aun así seguía igual de guapo que en mi primera visita a la zona.


Tras cruzar el puente, la ruta iba a ganar rápidamente metros a través de pronunciadas revueltas que hacían más lento el avance y a esto se unía el fuerte aire que en esos momentos estaba atravesando el desfiladero y que hacía “más frío” si cabe seguir ganando metros a esta ruta.

Al poco tiempo de cruzar este puente y empezar a subir mientras el río seguía su curso a través del desfiladero.


Este tramo “un tanto durillo” para la gente que no está acostumbrada a salir por la montaña con frecuencia y protegido de posibles caídas al río por una valla en forma de alambrada o alambrada en forma de valla (no sabría muy bien como definirla).


Buena pendiente en este tramo.


Este tramo anterior visto desde arriba.


Tras subir este tramo, el desfiladero poco a poco se iba a ir abriendo dejando ver el cañón por el que transcurría el río.


Más tramo empedrado me esperaba.


Los escalones iban a finalizar y el sendero a disminuir su pendiente, hecho que se agradecía, así que se puede decir que lo más duro de la Ruta de los Arrudos ya había finalizado.


A lo lejos las montañas se iban abriendo para dejarme ver a lo lejos, el Pico Cascayón (1.949 m), pico que protege una de las posibles extensiones a esta ruta, el itinerario al Lago Ubales.


Pues tras 01h30 de caminata iba a llegar al lugar donde habitualmente finalizan casi todos los excursionistas dicha ruta, la zona donde está situada la llamada  “La Fontona”, de la cual coge el agua la ciudad de Gijón.

Cascada de “La Fuentona”.


Con todos ustedes… ¡La Fuentona!.


Pues en vez de finalizar la ruta aquí, nos dio por continuar un buen tramo hasta donde habíamos realizado esta ruta la anterior vez, así que seguimos transitando por el sendero que se iba internando por zona boscosa.


Esta zona boscosa de hayedo desprovista de vegetación.


El sendero en este tramo estaba inundado en muchos momentos por abundante hojarasca que hacían un tanto ruidoso y resbaladizo el avance.

Un par de vistas de este sendero plagado de miles de hojas.





Tras 45 min de caminata desde la zona de “La Fuentona” y de 02h15 de iniciar la ruta, íbamos a llegar a la majada derruida de Roxecu, situada a 1.270 m y con vistas más próximas al Cascayón (pico de la izd) y a la zona del Ubales.


Trío de imágenes de esta majada.








Estuvimos el tiempo justo para que sacara yo las fotos anteriores, emprendiendo enseguida la vuelta hacia la zona de recogida de aguas de Gijón y regresando después por el mismo itinerario que habíamos empleado a la ida.

Pillando el sendero para la vuelta hacia “La Fuentona”.


El itinerario de regreso se hizo con más celeridad que el de ida y tras dejar atrás “La Fuentona”, todavía me iba a entretener a sacar alguna imagen del desfiladero con alguna cascada algunos centenares de metros después.






Me encontré junto a una cabaña un vehículo motorizado que estuve a punto de pillar, pero preferí seguir pateando para así compensar la ausencia de tirada alguna de cara a mi segunda maratón, así que pasada 01h50 de mi marcha de la majada ya estaba abriendo el maletero del coche en una ruta que me prestó realizarla y en la cual recordé tramos muy olvidados de la misma.


Foto de la finca donde me había encontrado a los burros en la ida.


Buena ruta y buen entreno para las piernas el que realizaría en este día.

A la vuelta, pararíamos en Rioseco a tomar mi cafetín con bayles (por duplicado) dada la buena temperatura que estaba haciendo a pesar de estar nublado (16 grados).

¡Y todo esto fue por este dia…!



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