Fecha: 22-03-2015.
Lugar: León.
Distancia: Media
Maratón (21,097 km ).
Homologada.
Tiempo: Oficial: 1h51:13
Real: 1h50:10
Precio: 16 Euros.
Comentario:
Llegaba por fin la
última carrera de preparación para el gran objetivo de esta primera mitad del
año como es el debut en una gran prueba de Maratón y carrera que me iba a
servir para ver qué tal había hecho los deberes durante estas semanas pasadas
preparando esa distancia de 42,195
Km y en la que iba acabar bastante contento por las
sensaciones durante toda la prueba pero con un cierto sabor un tanto amargo de
lo que pudo ser y no fue en cuanto al tiempo final marcado por el crono.
Carteles de la Media
Maratón de León en su VI edición.
Durante esta semana
había estado bastante ansioso porque empezara la prueba ya que estaba seguro
que me saldría bien la misma viendo cómo se habían ido desarrollando los
entrenos de estas cuatro semanas anteriores, así que tenía unas ganas enormes
de descubrir en qué tiempos me podía mover a raíz de estas 11 semanas de
preparación.
Había estado durante
toda la semana en un peso “ideal” para mí, rondando todos los días hasta el
Viernes los 75,5 Kg ,
aunque tengo que decir que durante el Viernes y el Sábado había cogido algún kg
por pasarme con los hidratos, así que cuando me levanté el Domingo, la báscula
me iba a marcar 76,8 kg ,
peso que creo que estaba bastante bien para afrontar en mi caso la Media de León.
No descansé como tenía
que haberlo hecho la noche del Sábado, ya que a pesar de que el menda se fue
para la cama a las 23h, se conciliaron varios factores para que este descanso
no fuera precisamente el más idóneo, factores como fueron p. ejplo la falta de
sueño, el nerviosismo por la carrera del día siguiente en la que estaba
bastante seguro de poder bajar de 1h50 y alguna que otra cosa más, así que la
noche siguió avanzando y con ella el menda despierto permanecía en la cama
dando vueltas, escuchando la radio, imaginándome la táctica a seguir e incluso
contando pulsaciones en reposo (57-53-56) mientras esperaba y deseaba que
llegara Morfeo a visitarme.
Incluso a eso de las
12h me levanté para tomarme una tila para ver si me ayudaba a dormirme, pero
nada de nada.
Así que así transcurrió
la noche, la 01h, 02h, 03h… fueron pasando hasta que finalmente pude cerrar los
ojos durante pequeños períodos de tiempo que me ayudaron a pasar mejor la
noche, aunque sí que es verdad que me seguí despertando con bastante
frecuencia.
Pienso que la causa de
todo esto que digo anteriormente es la actitud con la que me tomé dicha carrera
ya que de alguna forma pensaba o estaba prácticamente seguro de poder bajar
(tras dos años) de 01h50 y quizás el tomarme esta carrera con esta presión
añadida fue seguramente lo que me puso nervioso durante toda la semana anterior
y que se trasladó a la noche anterior a la carrera.
Después de analizar la
noche antes, sigo con el relato y me encuentro entonces ahora levantándome a
las seis de la mañana y tras prepararme y preparar el resto del “equipaje” me
dispuse a desayunar unos pocos tortellini que tenía del día anterior, un vaso de
acuarius, un plátano, dos tostadas con mermelada y un colacao.
Acto seguido a las 07h
ya salía con el coche rumbo a León, realizando el itinerario por la Autopista
del Huerna (13 euros de peaje pagué) ya el que día se presentaba en Asturias
lluvioso y con abundante niebla y tampoco quería arriesgar en la ida
conduciendo por el Pto de Pajares.
Llegué a León a las
08h30, aparcando entonces sin problemas muy cerca del Estadio Hispánico (salida
y llegada de la carrera).
No había casi nadie por
las calles.
Solamente algún corredor aislado que había madrugado como el menda
para pillar el dorsal, así que llegué a la parte superior del polideportivo de
dicho estadio para recoger el dorsal de este día (892) y la bolsa del corredor
con la camiseta.
Camiseta de la prueba.
Al poco me avisa Rafa
que iba a llegar a tomar un café 10 min más tarde de las 09h, así que para
hacer algo de tiempo me dirigí a la recta de salida para dar una vuelta y
localizar el cajón de salida (dorsales grises) en el que me tendría que situar
por el tiempo que señale a la hora de realizar la inscripción.
A las 09h10 nos
reunimos los dos y entramos en la cafetería del recinto a tomar un café y tras
hablar una media hora yo me dispuse a ir hasta el coche a prepararme ya que
quería empezar a calentar sobre media hora antes de la salida.
Tras prepararme y comer
un plátano y tomar algo de bebida isotónica salí del coche a las 10h para empezar
a calentar con una temperatura en el ambiente bastante baja (unos 6 grados
hacía).
En el calentamiento no
me noté tan fluido como en las dos carreras anteriores, supongo que debido al
frío, pero tampoco me preocupó mucho en esos momentos ésto que digo.
Cinco minutos antes de
las 10h30 me situé en el cajón de dorsales grises ya que tenía la intención
clara de ir con la liebre de 01h50.
Se me hacía algo raro
estar en dicho lugar del pelotón de corredores, acostumbrado a salir normalmente
desde la parte trasera en las carreras que disputo, así que localicé
rápidamente a la liebre y le pregunté por el ritmo que iba a llevar en carrera
y con esto me quise referir a si iba a ser un ritmo continuo o más yendo a
tirones. El hombre que hacía de liebre me contestó que en las subidas iba a procurar
ralentizar un poco el ritmo para luego ir recuperando entonces el tiempo
perdido en los tramos descendentes que había en el itinerario.
No me gustó mucho la
táctica que iba a llevar dicha liebre ya que hubiera preferido que me hubiera dicho
que iba a llevar un ritmo más seguido y continuo, pero estaba claro que con una
u otra táctica, había que intentar seguir a la liebre si quería acabar por
debajo o próximos a 01h50 (¡A ver cuantos km podía aguantar su ritmo!, me
decía).
En cuanto a Rafa,
habíamos quedado o mejor dicho él había decidido salir con la liebre de 01h55
ya que tenía la intención de pararse en el km 10, situado junto a la catedral y
que según nuestros cálculos en dicho punto iba a tener que llevar un tiempo dicha
liebre de 54 min (me había comentado que intentaría despegarse de dicha liebre
a partir del km 6 en un tramo bastante favorable durante tres km en busca del
km final de antes de la catedral).
Pero antes de empezar a
correr, recorrido de la prueba en un par de imágenes.
Pues lo dicho, una vez
situado al lado mismo de la liebre (no le quitaba ojo, no se me fuera a
despistar ella), dieron la salida, tardando algo más de un minuto en pasar por
el arco de dicha salida.
¡Todos a correr!...
El primer km era un
tramo ascendente que la verdad no me preocupaba para nada ya que se cogía
rebosante de fuerzas.
La única preocupación
era no perder a la liebre entre la multitud de corredores ya que se hacía
difícil avanzar y sortear corredores persiguiendo a la misma que en ocasiones
me daba la impresión que más bien quería huir de este menda (era algo así como
el poli persiguiendo al ladrón en la calle principal de cualquier ciudad) que
en seguir un ritmo continuo pero seguro.
Así pasé el primer km
en sentido ascendente, intentando no perder metros con dicha liebre y lo iba
consiguiendo sin demasiados problemas.
Yendo hacia el 2ª km y
entrando en medio del pelotón en la C/Ordoño II.
Como digo el principal
problema era ir sorteando a los corredores que me precedían y sin perder a la liebre
de vista.
Llegaría la zona del
Parador de San Marcos (poco antes del km 3) y aquí ya se hacía más fácil el
correr ya que a medida que íbamos avanzando, iban apareciendo pequeños huecos
que hacía más fácil el ir sorteando corredores.
Con la liebre íbamos un
grupo de unos 7-10 corredores que yo me diera cuenta y enseguida (después del
tercer km) iba aparecer la primera gran recta del día (un par de km) en la Avda de Peregrinos.
Enfocando dicha avda.
En este tramo se puede
decir que el ritmo era bastante continuo (aunque por momentos con algunos
acelerones por parte de la liebre) y bastante llevadero en mi caso pero a veces
en algún paso kilométrico anterior ya me había fijado en el crono y veía que
íbamos algunos segundos (en ocasiones más de 15 sg en el km 4º) por encima del
tiempo promedio pero tampoco me preocupaba, simplemente me extrañaba que yendo
con liebre íbamos con algo de retraso.
Me había imaginado que
iríamos más o menos calcando los tiempos promedios al llevar liebre pero como
estoy diciendo me estaba extrañando no ir más pegados a los promedios en tan
solo cuatro km que llevábamos.
Supongo que éste era el
motivo por el que con mucha frecuencia iba viendo como la liebre corría mirando
su reloj y al ver que no iba “en tiempo promedio” pegaba dichos acelerones,
acelerones que en ocasiones se notaban bastante, aunque sí que es verdad que
luego yo recuperaba los metros que me había sacado pero no me había imaginado en
casa que tendría que ir casi compitiendo con ella.
Pues llegó entonces el
km 5 y el primer avituallamiento, avituallamiento en el que pillé el primer
botellín de agua y tras pegar unos cuantos sorbos tiré el mismo al suelo.
Otra vez que se me
había escapado la condenada liebre unos metros aunque esta vez había sido por
culpa mía al entretenerme con el agua.
Y otra vez iría unos
pocos metros en persecución del grupo de la liebre y enseguida se iba afrontar
la subida del repecho de la C/ Unicef, repecho en el que en esta ocasión lo iba
a superar de maravilla, no cómo en las otras carreras en las que había
participado en León.
Tengo que decir que no
me hubiera importado para nada que dicho repecho hubiera sido de 200 ó 300
metros más largo ya que me hubiera gustado probarme más metros con el ritmo que
llevaba en esa rampa, pero la verdad por las sensaciones que tuve la subí pero
que muy bien.
Torcimos entonces a la
derecha para afrontar otra gran recta, ésta más liviana de casi dos km.
La liebre, nada más
superar dicho repecho, nos aconsejó a todos que nos recuperáramos tras el
esfuerzo de la C/Unicef y yo pensando en esos momentos…¡Pues yo no siento que
tenga mucho que recuperar porque no estoy cansado para nada, pero bueno, si
dices que a recuperar, pues a recuperar toca!.
Vino entonces el km 6º,
un tramo llano y que nos iba a llevar a partir del km 7º a un tramo descendente
que se dejó notar para bien en las piernas.
En este 7º Km pensé…¡Ya
está el primer tercio de carrera hecho, ahora a ver si logro llegar con la
liebre al punto intermedio del km 10 de la catedral!.
En este tramo descendente
que nos iba a llevar a todos al km 8º, prácticamente me dejé llevar, no
costándome nada el ir dando zancadas junto al resto de corredores que todavía
permanecíamos junto al “chaval” que nos iba marcando el ritmo.
Entrábamos todos de
nuevo en León y por un tramo por sus calles por el que siempre me ha gustado
correr y que normalmente se me ha dado bastante bien.
Tras poco más de km y
medio iba afrontar el tramo ascendente que me llevaría a la catedral, tramo que
se me hizo muy corto y bastante liviano.
Iba pegado “chupando
rueda” a la liebre y así llegamos todos al km 10 donde había una alfombrilla
puesta por la organización para controlar los tiempos de paso por dicho km.
Marcando a la liebre
por detrás para que no se me escapara en la subida a la Catedral de León por la
C/ Ancha.
Aquí marqué un tiempo
real o lo que es lo mismo “neto” de 52:22, unos 12 sg por encima del tiempo que
hubiéramos tenido que marcar para ir en promedio del tiempo final.
12 sg no eran gran cosa
y fácilmente recuperables, pensaba yo.
Además ya había logrado
uno de los objetivos que había pensado para el mismo día de la carrera en caso
de que no me fuera saliendo al final como me había imaginado y no era otro que
el llegar al km 10 con la liebre, así que ya había visto en ese momento que
había podido ser capaz de ir a 5:14/km durante 10 km en una carrera de Media
Maratón y lo mejor de todo era que me notaba que podía seguir a ese ritmo
durante unos cuantos km más por lo menos.
¿Hasta dónde iba
llegar?...Ya se vería, pero lo que me importaba era lo que había pasado (había
podido ir por primera vez 10 km con una liebre) y sobre todo lo que iba a venir
a continuación (los siguientes km y ver hasta dónde podía continuar al ritmo al
que había ido hasta ese momento).
Pues nada más cruzar a
un par de metros de distancia de la liebre la alfombrilla de los 10 km, veo
ante mi asombro que la misma me pierde o mejor dicho se le suelta el palo que
llevaba a su espalda con el cartel del tiempo a realizar de 01h50.
Tocaba ahora, después
de la bonita catedral de León, un tramo descendente en el que me dejé ir solo
ya que la liebre se había detenido a recoger dicho palo del suelo.
Por delante de la
liebre en este tramo descendente.
Al minuto o así ya
llegaba a mi encuentro con el pequeño grupo de corredores que marchaban con
ella.
Como puntualización o
impresión que me dio en la carrera, algunos corredores del grupo en el que
íbamos parecía que les costaba mucho más que a mí los tramos ascendentes, por
ello que se habían quedado algo más rezagados en la pequeña subida a la zona de
la catedral y luego me alcanzaron junto a la liebre al final del tramo
descendente.
Después de este km 10 y
después del tramo descendente aparecía el avituallamiento, así que otra vez
tocaba pillar agua y en este momento tenía yo pensado ingerir el primer gel de
los dos que llevaba de glucosa.
Pues nada, yo iba
corriendo junto al grupo “más que contento que unas castañuelas” y de repente
me iba aparecer el primer percance del día y no iba a ser otro que el no poder
abrir el primer gel que había cogido del bolsillo del pantalón corto que
llevaba.
Mira que lo intenté por
activa y por pasiva y por todos los medios a mi alcance, con las manos, con los
dientes, intentando desenroscar el tapón para un lado, para otro, intentando
arrancar con los dientes una pequeñísima cinta pegada que llevaba alrededor,
pero al final, nada de nada.
Mientras luchaba contra
el gel en cuestión, iba viendo como el grupo poco a poco se iba separando de
mí, ante lo que mi pequeña ansiedad en carrera iba en aumento, así que lo que
decidí fue lanzar y mandar “a tomar por el …” dicho gel.
Lo que hice entonces
fue probar a abrir el otro gel que llevaba ya que no quería quedar sin mi
ración de glucosa y de energía extra para los siguientes km, así que metí la
mano en el bolsillo y pillé el segundo gel.
Con el segundo gel pasó
más de lo mismo que con el primero y mientras tanto el grupo se alejaba y se
alejaba metro a metro.
Así que en vez de
tirarlo lo que hice fue guardarlo otra vez y probar a intentar abrirlo en el
segundo punto donde tenía pensado ingerir la glucosa.
En este momento me
dije…¡Pues nada, a probar a seguir el resto de la carrera a base de agua y a
ver hasta dónde llegan mis fuerzas!.
En este momento me
lancé a perseguir al pequeño grupo, el cual me debían sacar unos 30 metros de
los 200-300 metros que calculo yo estuve peleando con los plásticos de glucosa.
Así que me lancé en
persecución de los corredores que me precedían sin tener nada claro si iba a
conseguir llegar hasta ellos ya que tenía el precedente de hacía un mes cuando
se me ocurrió la brillante idea de intentar ejercer de “aguador” en la Media
Maratón de Llanera y por intentar repartir agua a una corredora y luego beber,
perdí comba con aquella liebre y luego me fue imposible recuperar los metros
perdidos con su grupo.
La persecución debió
durar sobre 1 km calculo yo y la verdad me costó menos de lo que me esperaba ya
que supongo que la liebre seguía corriendo de la forma en la que lo estaba
haciendo, con algunas ralentizaciones incluidas, por lo que cuando llegué a su
altura me pareció que el ritmo en el que llevaba no era el mismo que en algunos
otros tramos de la carrera.
Llegué a su altura en
bastantes buenas condiciones a nivel de respiración. Incluso me notaba que
hubiera podido ir corriendo y manteniendo una mínima conversación fluida, señal
que estaba dentro de lo que cabe “fresco” para el incremento de ritmo que había
tenido que hacer para llegar a dicho grupo y en cuanto a las pulsaciones no me
sentía fatigado.
En estos momentos
estaba tirando en contra un viento que se dejaba notar bastante y lo que hice
fue intentar colarme en el pequeño grupo de corredores que quedaban con el guía
e intentar resguardarme del viento corriendo detrás de ellos, así notaría menos
los efectos negativos del aire.
Llegaría entonces el km
14 y lo primero que pensé al ver dicha pancarta fue que ya solo me quedaba un
tercio de carrera para seguir corriendo junto al tío que ejercía de liebre.
Me iba encontrando
bastante bien de fuerzas y con la expectativa de entrar en 1km en el km 15 de
carrera, inicio de un tramo estilo “paseo fuso la reina” y en el que el año
pasado había pillado una “pájara cojonuda”.
La liebre, nada más entrar
en dicho paseo, incrementó el ritmo, señal de que seguíamos corriendo por
encima del tiempo establecido para cada paso kilométrico.
Noté dicho incremento
en la forma de correr, pero de momento no aparecían signos de flaqueza en mis
zancadas y en mi corazón, así que animado por dichas sensaciones seguí ganando
metros a la carrera acompañado de un par de corredores que íbamos junto a la
liebre.
Hago una parada en el
relato de la carrera, para decir una cosa que me llamó la atención algún km
antes de la liebre y es que en una de las ocasiones algún corredor le preguntó
a dicha liebre si llegaríamos a tiempo y la misma ante tal pregunta le espetó
que “él seguro que llegaba”, ante lo que mi primer pensamiento tras dicha
contestación fue que “a los demás que nos den…”.
Volviendo a la carrera,
decir que si en la edición del año pasado, dicho tramo me había costado dios y
ayuda, puedo afirmar con rotundidad que este año fue todo lo contrario. Es
verdad que ya iba notando un poco el cansancio en los km, pero aún así podía
seguirles sin tener muchos problemas con la respiración.
En el km 16, volví a
intentar abrir el otro gel que llevaba, pero al ver en un par de intentos que
me era imposible, pasé ya del gel y lo volví a guardar ya que quedaban cinco km
y pensaba que ya era cuestión de aguantar el cansancio que me pudiera venir.
Se me hizo corto este
tramo del km 15,5 hasta que salimos, allá por el km 18 de esta zona de paseo de
León.
En todos estos km
anteriores fuimos adelantando progresivamente a diversos corredores que nos
habían precedido hasta estos momentos. Daba gusto, la verdad, el poder ir
adelantando a gente en el último tercio de carrera y no como suele ser habitual
en la mayoría de las carreras en las que participio en la que el adelantado es
el propio menda.
Quedaban ya tres km,
así que era cuestión de aguantar si me venía el cansancio. Sabía que aunque
perdiera el ritmo de la liebre, estaría cerca de la 01h50, ya que en tres km y
viendo como iba de sensaciones muy mal se me tendría que dar para perder un
minuto con la liebre.
En esos momentos me
pareció contar solamente a otro chaval y al menda los que íbamos con la liebre.
Del pequeño grupo que habíamos iniciado la carrera con el tiempo objetivo de
01h50 se había quedado reducido a un par de unidades.
Poco después del km 18,
apareció otra sorpresa a mi espalda y fue que de repente alguien me pega un
toque y no era otro que Rafa (ya había terminado su participación en los 10 km)
que estaba corriendo junto a nosotros (enseguida dejaría de correr junto a
nosotros ya que según me dijo después, no quería estorbarnos).
Entrábamos de nuevo en
León y faltaban ya tan solo un par de km.
Notaba que iba a buen ritmo, ritmo
que no se había dejado ralentizar en ningún momento desde algunos centenares de
metros antes.
Poco después del km 19,
la liebre incrementó de forma muy notable el ritmo, dejándome a mí y marchando
con el otro chaval directos hacia el estadio.
La liebre estando ya
por delante de este menda en el km 19,5.
Persiguiendo a la
liebre y dándolo todo en el último km y medio.
En este punto kilométrico
del 19,5 Km ahora que me fijo, más que correr parece que estoy marchando.
¡Vaya técnica de
carrera que tengo…!.
Para mí fue imposible
seguirles ya que las piernas ya se me empezaban a quejar a nivel físico,
notando ya un poco cargados los isquiotibiales y más pesados si cabe los
gemelos.
Como digo tengo que
reconocer que no es que quisiera ser cauto y prevenir lesiones, simplemente que
las piernas no dieron más en esos momentos.
Me hubiera gustado ver
el cartel del km 20 para controlar el tiempo del último km, pero iba tan
concentrado en no perder mucha distancia con los que me precedían que la verdad
ni me fijé en si había o no pancarta alguna (no sería éste el único cartel que
no viera en esta carrera).
Y así di la vuelta a la
glorieta para entrar unos cien metros después en el estadio y enfocar la recta
de meta en donde intenté sprintar a pesar de algunos avisos de los gemelos.
Últimos metros de la
carrera…
Al final entré en meta
levantando los brazos en señal hacia mi padre D.E.P marcando un tiempo oficial
de 01h51:13 y real o neto de 01h50:10.
Mirando el crono nada
más cruzar la meta.
Como imagen anecdótica
pongo la entrada de la liebre en la que se ve como entró en meta con 22 sg de
adelanto sobre este menda.
Al final no me sacaría
tanto como pensaba para haberse escapado en el último km y medio.
Tuve un sabor un tanto
agri-dulce por lo que fue y pudo ser ya que de no haber tenido el par de
incidencias con los geles estoy segurísimo y pongo la mano en el fuego por mí de
que hubiera bajado de 01h50, pero como se suele decir “para otra vez será”.
Está claro que
actualmente estoy por debajo de ese tiempo y eso que no preparé la Media como
normalmente se suele hacer en el caso de querer bajar de una determinada marca,
en este caso de 0150.
Con tan solo las
semanas de preparación de cara a la Maratón he logrado ya estar en 01h50 en la
distancia de Media Maratón, así que creo que puedo estar contento por los
avances que he tenido a lo largo de estas semanas, sobre todo de las cuatro
últimas.
Hay que pensar también
que de estar acostumbrado a realizar tiradas largas por encima de 07 min/Km
pasé este Domingo a casi correr de forma continua durante casi 2h a ritmos de
05:14/Km y sin lesionarme y teniendo muy buenas sensaciones a nivel de
pulsaciones y respiración.
Mejoré en más de 4
minutos la marca conseguida hace un mes en Llanera, así que satisfecho por ello
pero un tanto cabreado por el tema de los geles, pero ¡qué se va a hacer!...De todo
se aprende y habrá que abrirlos en casa antes de cara carrera para que no me
pase lo que en esta.
A nivel muscular
(piernas) acabe cargado debido a los ritmos a los que corrí, con acelerones
incluidos.
En cuanto a la espalda,
la verdad muy bien, corriendo bastante recto en todo momento y muy bien
impulsándome en las cuestas con los brazos, apenas notando la inclinación de
las mismas.
Una vez en meta, estiré
un poco, me quité el chip y salí a reunirme con Rafa que me estaba esperando y
estuvimos un buen rato hablando y comentado la carrera mientras tomábamos caldo
y un plato pequeño de lentejas.
A él no le salió la
carrera como esperaba pero supongo que le servirá como motivación esta carrera
para seguir entrenando.
Al final una carrera más para los dos y ya van unas
cuantas en este par de años.
En cuanto a la liebre,
decir que no me gustó mucho su labor.
Pensaba que iba a ir
aconsejándonos en todo momento a los noveles, pero nada que ver con la liebre
con la que coincidí un par de km hace un mes en la que en muchos momentos nos
iba hablando y aconsejando.
Igual es que era la
primera vez que ejercía de liebre, pienso yo, ya que el ritmo no lo llevó en
muchas ocasiones de forma continua y esos acelerones que pegaba señalaban
claramente que siempre estaba por encima del tiempo que marcaba en su letrero y
los pegaba para recuperar el tiempo perdido aunque fuera en terreno que se
pudiera considerar llano.
Sí que es verdad, por
otra parte, que siempre ayuda correr acompañado de un grupo de gente que tiene
objetivos de tiempo similares al de uno y guiados por alguien que se supone que
los supera con creces (de ahí su expresión al decirnos que “él llegaba seguro
dentro del tiempo de 01h50”).
Daba pena marcharse del
recinto deportivo dado el día soleado que hacía, pero como me estaba quedando
frío y después de despedirme de Rafa, ya puse rumbo a Oviedo y decidí ir para
casa ante la imposibilidad de comer en algún lugar del itinerario de vuelta
dada la cantidad de gente que había en los dos o tres lugares que había pensado.
Llegué a Oviedo y se me
ocurrió acercarme a una pastelería donde compré una bandeja de tres pasteles y
acto seguido me acercaría hasta el Burger King para comprar tres hamburguesas.
Así que se puede decir
que “poco” me cuidé este día a nivel gastronómico pero tampoco me preocupó
demasiado este aspecto en este día.
Toda la tarde del
Domingo estuve bastante cansado de las piernas, así como el Lunes por la
mañana.
En estos momentos,
Lunes por la tarde-noche ya estoy bastante recuperado, señal que estoy cogiendo
forma poco a poco.
Ahora a seguir
preparándome para la Maratón estas próximas 5 semanas y ante la ausencia de
carreras a participar, me centraré en realizar tiradas largas y a ir bajando
progresivamente los entrenos en las últimas dos.
En resumen…Contento por
el resultado y las sensaciones pero pude haber bajado sin problemas de 01h50.
Y por último,
tengo que acabar el relato de esta carrera afirmando con rotundidad una cosa…
¡Geles, malditos
geles….Os maldigo…!
Resultados...
Resultado de
JOSE MANUEL MARRAS RODRIGUEZ
D892 | |
Puesto: | 1168 |
---|---|
Tiempo: | 01:51:13 |
Nombre: | JOSE MANUEL MARRAS RODRIGUEZ |
---|---|
Localidad: | OVIEDO |
Club: | |
Categoría: | VETERANOS M-40 MASC |
Dorsal: | 892 |
Puesto: | 1168 de 1621 |
Puesto Sexo: | M-1111 de 1423 |
Puesto Categoría: | 250 de 302 |
Tiempo: | 01:51:13 (01:51:12.760) |
Tiempo Neto: | 01:50:10 (01:50:09.800) |
Ritmo: | 05:17 |
Ritmo Neto: | 05:14 |
Control | Puesto | P. Sexo | Ritmo | Ritmo Neto | Tiempo | Tiempo Neto | Distancia |
---|---|---|---|---|---|---|---|
KM_10 | 1219 | 1151 | 05:21 | 05:15 | 00:53:25 | 00:52:22 | 10000m |
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