martes, 24 de marzo de 2015

VII MEDIA MARATÓN CIUDAD DE LEON.


Fecha: 22-03-2015.

Lugar: León.

Distancia: Media Maratón (21,097 km). Homologada.

Tiempo:          Oficial:    1h51:13
                        Real:       1h50:10

Precio: 16 Euros.

Comentario:
Llegaba por fin la última carrera de preparación para el gran objetivo de esta primera mitad del año como es el debut en una gran prueba de Maratón y carrera que me iba a servir para ver qué tal había hecho los deberes durante estas semanas pasadas preparando esa distancia de 42,195 Km y en la que iba acabar bastante contento por las sensaciones durante toda la prueba pero con un cierto sabor un tanto amargo de lo que pudo ser y no fue en cuanto al tiempo final marcado por el crono.

Carteles de la Media Maratón de León en su VI edición.




Durante esta semana había estado bastante ansioso porque empezara la prueba ya que estaba seguro que me saldría bien la misma viendo cómo se habían ido desarrollando los entrenos de estas cuatro semanas anteriores, así que tenía unas ganas enormes de descubrir en qué tiempos me podía mover a raíz de estas 11 semanas de preparación.

Había estado durante toda la semana en un peso “ideal” para mí, rondando todos los días hasta el Viernes los 75,5 Kg, aunque tengo que decir que durante el Viernes y el Sábado había cogido algún kg por pasarme con los hidratos, así que cuando me levanté el Domingo, la báscula me iba a marcar 76,8 kg, peso que creo que estaba bastante bien para afrontar en mi caso la Media de León.

No descansé como tenía que haberlo hecho la noche del Sábado, ya que a pesar de que el menda se fue para la cama a las 23h, se conciliaron varios factores para que este descanso no fuera precisamente el más idóneo, factores como fueron p. ejplo la falta de sueño, el nerviosismo por la carrera del día siguiente en la que estaba bastante seguro de poder bajar de 1h50 y alguna que otra cosa más, así que la noche siguió avanzando y con ella el menda despierto permanecía en la cama dando vueltas, escuchando la radio, imaginándome la táctica a seguir e incluso contando pulsaciones en reposo (57-53-56) mientras esperaba y deseaba que llegara Morfeo a visitarme.
Incluso a eso de las 12h me levanté para tomarme una tila para ver si me ayudaba a dormirme, pero nada de nada.

Así que así transcurrió la noche, la 01h, 02h, 03h… fueron pasando hasta que finalmente pude cerrar los ojos durante pequeños períodos de tiempo que me ayudaron a pasar mejor la noche, aunque sí que es verdad que me seguí despertando con bastante frecuencia.

Pienso que la causa de todo esto que digo anteriormente es la actitud con la que me tomé dicha carrera ya que de alguna forma pensaba o estaba prácticamente seguro de poder bajar (tras dos años) de 01h50 y quizás el tomarme esta carrera con esta presión añadida fue seguramente lo que me puso nervioso durante toda la semana anterior y que se trasladó a la noche anterior a la carrera.

Después de analizar la noche antes, sigo con el relato y me encuentro entonces ahora levantándome a las seis de la mañana y tras prepararme y preparar el resto del “equipaje” me dispuse a desayunar unos pocos tortellini que tenía del día anterior, un vaso de acuarius, un plátano, dos tostadas con mermelada y un colacao.

Acto seguido a las 07h ya salía con el coche rumbo a León, realizando el itinerario por la Autopista del Huerna (13 euros de peaje pagué) ya el que día se presentaba en Asturias lluvioso y con abundante niebla y tampoco quería arriesgar en la ida conduciendo por el Pto de Pajares.

Llegué a León a las 08h30, aparcando entonces sin problemas muy cerca del Estadio Hispánico (salida y llegada de la carrera).
No había casi nadie por las calles. 
Solamente algún corredor aislado que había madrugado como el menda para pillar el dorsal, así que llegué a la parte superior del polideportivo de dicho estadio para recoger el dorsal de este día (892) y la bolsa del corredor con la camiseta.

Camiseta de la prueba.


Al poco me avisa Rafa que iba a llegar a tomar un café 10 min más tarde de las 09h, así que para hacer algo de tiempo me dirigí a la recta de salida para dar una vuelta y localizar el cajón de salida (dorsales grises) en el que me tendría que situar por el tiempo que señale a la hora de realizar la inscripción.

A las 09h10 nos reunimos los dos y entramos en la cafetería del recinto a tomar un café y tras hablar una media hora yo me dispuse a ir hasta el coche a prepararme ya que quería empezar a calentar sobre media hora antes de la salida.

Tras prepararme y comer un plátano y tomar algo de bebida isotónica salí del coche a las 10h para empezar a calentar con una temperatura en el ambiente bastante baja (unos 6 grados hacía).

En el calentamiento no me noté tan fluido como en las dos carreras anteriores, supongo que debido al frío, pero tampoco me preocupó mucho en esos momentos ésto que digo.

Cinco minutos antes de las 10h30 me situé en el cajón de dorsales grises ya que tenía la intención clara de ir con la liebre de 01h50.

Se me hacía algo raro estar en dicho lugar del pelotón de corredores, acostumbrado a salir normalmente desde la parte trasera en las carreras que disputo, así que localicé rápidamente a la liebre y le pregunté por el ritmo que iba a llevar en carrera y con esto me quise referir a si iba a ser un ritmo continuo o más yendo a tirones. El hombre que hacía de liebre me contestó que en las subidas iba a procurar ralentizar un poco el ritmo para luego ir recuperando entonces el tiempo perdido en los tramos descendentes que había en el itinerario.

No me gustó mucho la táctica que iba a llevar dicha liebre ya que hubiera preferido que me hubiera dicho que iba a llevar un ritmo más seguido y continuo, pero estaba claro que con una u otra táctica, había que intentar seguir a la liebre si quería acabar por debajo o próximos a 01h50 (¡A ver cuantos km podía aguantar su ritmo!, me decía).

En cuanto a Rafa, habíamos quedado o mejor dicho él había decidido salir con la liebre de 01h55 ya que tenía la intención de pararse en el km 10, situado junto a la catedral y que según nuestros cálculos en dicho punto iba a tener que llevar un tiempo dicha liebre de 54 min (me había comentado que intentaría despegarse de dicha liebre a partir del km 6 en un tramo bastante favorable durante tres km en busca del km final de antes de la catedral).

Pero antes de empezar a correr, recorrido de la prueba en un par de imágenes.




Pues lo dicho, una vez situado al lado mismo de la liebre (no le quitaba ojo, no se me fuera a despistar ella), dieron la salida, tardando algo más de un minuto en pasar por el arco de dicha salida.

¡Todos a correr!...


El primer km era un tramo ascendente que la verdad no me preocupaba para nada ya que se cogía rebosante de fuerzas.

La única preocupación era no perder a la liebre entre la multitud de corredores ya que se hacía difícil avanzar y sortear corredores persiguiendo a la misma que en ocasiones me daba la impresión que más bien quería huir de este menda (era algo así como el poli persiguiendo al ladrón en la calle principal de cualquier ciudad) que en seguir un ritmo continuo pero seguro.

Así pasé el primer km en sentido ascendente, intentando no perder metros con dicha liebre y lo iba consiguiendo sin demasiados problemas.

Yendo hacia el 2ª km y entrando en medio del pelotón en la C/Ordoño II.






Como digo el principal problema era ir sorteando a los corredores que me precedían y sin perder a la liebre de vista.

Llegaría la zona del Parador de San Marcos (poco antes del km 3) y aquí ya se hacía más fácil el correr ya que a medida que íbamos avanzando, iban apareciendo pequeños huecos que hacía más fácil el ir sorteando corredores.

Con la liebre íbamos un grupo de unos 7-10 corredores que yo me diera cuenta y enseguida (después del tercer km) iba aparecer la primera gran recta del día (un par de km) en la Avda de Peregrinos.

Enfocando dicha avda.


En este tramo se puede decir que el ritmo era bastante continuo (aunque por momentos con algunos acelerones por parte de la liebre) y bastante llevadero en mi caso pero a veces en algún paso kilométrico anterior ya me había fijado en el crono y veía que íbamos algunos segundos (en ocasiones más de 15 sg en el km 4º) por encima del tiempo promedio pero tampoco me preocupaba, simplemente me extrañaba que yendo con liebre íbamos con algo de retraso.

Me había imaginado que iríamos más o menos calcando los tiempos promedios al llevar liebre pero como estoy diciendo me estaba extrañando no ir más pegados a los promedios en tan solo cuatro km que llevábamos.

Supongo que éste era el motivo por el que con mucha frecuencia iba viendo como la liebre corría mirando su reloj y al ver que no iba “en tiempo promedio” pegaba dichos acelerones, acelerones que en ocasiones se notaban bastante, aunque sí que es verdad que luego yo recuperaba los metros que me había sacado pero no me había imaginado en casa que tendría que ir casi compitiendo con ella.

Pues llegó entonces el km 5 y el primer avituallamiento, avituallamiento en el que pillé el primer botellín de agua y tras pegar unos cuantos sorbos tiré el mismo al suelo.

Otra vez que se me había escapado la condenada liebre unos metros aunque esta vez había sido por culpa mía al entretenerme con el agua.

Y otra vez iría unos pocos metros en persecución del grupo de la liebre y enseguida se iba afrontar la subida del repecho de la C/ Unicef, repecho en el que en esta ocasión lo iba a superar de maravilla, no cómo en las otras carreras en las que había participado en León.

Tengo que decir que no me hubiera importado para nada que dicho repecho hubiera sido de 200 ó 300 metros más largo ya que me hubiera gustado probarme más metros con el ritmo que llevaba en esa rampa, pero la verdad por las sensaciones que tuve la subí pero que muy bien.

Torcimos entonces a la derecha para afrontar otra gran recta, ésta más liviana de casi dos km.

La liebre, nada más superar dicho repecho, nos aconsejó a todos que nos recuperáramos tras el esfuerzo de la C/Unicef y yo pensando en esos momentos…¡Pues yo no siento que tenga mucho que recuperar porque no estoy cansado para nada, pero bueno, si dices que a recuperar, pues a recuperar toca!.

Vino entonces el km 6º, un tramo llano y que nos iba a llevar a partir del km 7º a un tramo descendente que se dejó notar para bien en las piernas.

En este 7º Km pensé…¡Ya está el primer tercio de carrera hecho, ahora a ver si logro llegar con la liebre al punto intermedio del km 10 de la catedral!.

En este tramo descendente que nos iba a llevar a todos al km 8º, prácticamente me dejé llevar, no costándome nada el ir dando zancadas junto al resto de corredores que todavía permanecíamos junto al “chaval” que nos iba marcando el ritmo.

Entrábamos todos de nuevo en León y por un tramo por sus calles por el que siempre me ha gustado correr y que normalmente se me ha dado bastante bien.

Tras poco más de km y medio iba afrontar el tramo ascendente que me llevaría a la catedral, tramo que se me hizo muy corto y bastante liviano.

Iba pegado “chupando rueda” a la liebre y así llegamos todos al km 10 donde había una alfombrilla puesta por la organización para controlar los tiempos de paso por dicho km.

Marcando a la liebre por detrás para que no se me escapara en la subida a la Catedral de León por la C/ Ancha.


Aquí marqué un tiempo real o lo que es lo mismo “neto” de 52:22, unos 12 sg por encima del tiempo que hubiéramos tenido que marcar para ir en promedio del tiempo final.
12 sg no eran gran cosa y fácilmente recuperables, pensaba yo.

Además ya había logrado uno de los objetivos que había pensado para el mismo día de la carrera en caso de que no me fuera saliendo al final como me había imaginado y no era otro que el llegar al km 10 con la liebre, así que ya había visto en ese momento que había podido ser capaz de ir a 5:14/km durante 10 km en una carrera de Media Maratón y lo mejor de todo era que me notaba que podía seguir a ese ritmo durante unos cuantos km más por lo menos.

¿Hasta dónde iba llegar?...Ya se vería, pero lo que me importaba era lo que había pasado (había podido ir por primera vez 10 km con una liebre) y sobre todo lo que iba a venir a continuación (los siguientes km y ver hasta dónde podía continuar al ritmo al que había ido hasta ese momento).

Pues nada más cruzar a un par de metros de distancia de la liebre la alfombrilla de los 10 km, veo ante mi asombro que la misma me pierde o mejor dicho se le suelta el palo que llevaba a su espalda con el cartel del tiempo a realizar de 01h50.

Tocaba ahora, después de la bonita catedral de León, un tramo descendente en el que me dejé ir solo ya que la liebre se había detenido a recoger dicho palo del suelo.

Por delante de la liebre en este tramo descendente.


Al minuto o así ya llegaba a mi encuentro con el pequeño grupo de corredores que marchaban con ella.

Como puntualización o impresión que me dio en la carrera, algunos corredores del grupo en el que íbamos parecía que les costaba mucho más que a mí los tramos ascendentes, por ello que se habían quedado algo más rezagados en la pequeña subida a la zona de la catedral y luego me alcanzaron junto a la liebre al final del tramo descendente.

Después de este km 10 y después del tramo descendente aparecía el avituallamiento, así que otra vez tocaba pillar agua y en este momento tenía yo pensado ingerir el primer gel de los dos que llevaba de glucosa.

Pues nada, yo iba corriendo junto al grupo “más que contento que unas castañuelas” y de repente me iba aparecer el primer percance del día y no iba a ser otro que el no poder abrir el primer gel que había cogido del bolsillo del pantalón corto que llevaba.

Mira que lo intenté por activa y por pasiva y por todos los medios a mi alcance, con las manos, con los dientes, intentando desenroscar el tapón para un lado, para otro, intentando arrancar con los dientes una pequeñísima cinta pegada que llevaba alrededor, pero al final, nada de nada.

Mientras luchaba contra el gel en cuestión, iba viendo como el grupo poco a poco se iba separando de mí, ante lo que mi pequeña ansiedad en carrera iba en aumento, así que lo que decidí fue lanzar y mandar “a tomar por el …” dicho gel.

Lo que hice entonces fue probar a abrir el otro gel que llevaba ya que no quería quedar sin mi ración de glucosa y de energía extra para los siguientes km, así que metí la mano en el bolsillo y pillé el segundo gel.

Con el segundo gel pasó más de lo mismo que con el primero y mientras tanto el grupo se alejaba y se alejaba metro a metro.

Así que en vez de tirarlo lo que hice fue guardarlo otra vez y probar a intentar abrirlo en el segundo punto donde tenía pensado ingerir la glucosa.
En este momento me dije…¡Pues nada, a probar a seguir el resto de la carrera a base de agua y a ver hasta dónde llegan mis fuerzas!.

En este momento me lancé a perseguir al pequeño grupo, el cual me debían sacar unos 30 metros de los 200-300 metros que calculo yo estuve peleando con los plásticos de glucosa.

Así que me lancé en persecución de los corredores que me precedían sin tener nada claro si iba a conseguir llegar hasta ellos ya que tenía el precedente de hacía un mes cuando se me ocurrió la brillante idea de intentar ejercer de “aguador” en la Media Maratón de Llanera y por intentar repartir agua a una corredora y luego beber, perdí comba con aquella liebre y luego me fue imposible recuperar los metros perdidos con su grupo.

La persecución debió durar sobre 1 km calculo yo y la verdad me costó menos de lo que me esperaba ya que supongo que la liebre seguía corriendo de la forma en la que lo estaba haciendo, con algunas ralentizaciones incluidas, por lo que cuando llegué a su altura me pareció que el ritmo en el que llevaba no era el mismo que en algunos otros tramos de la carrera.

Llegué a su altura en bastantes buenas condiciones a nivel de respiración. Incluso me notaba que hubiera podido ir corriendo y manteniendo una mínima conversación fluida, señal que estaba dentro de lo que cabe “fresco” para el incremento de ritmo que había tenido que hacer para llegar a dicho grupo y en cuanto a las pulsaciones no me sentía fatigado.

En estos momentos estaba tirando en contra un viento que se dejaba notar bastante y lo que hice fue intentar colarme en el pequeño grupo de corredores que quedaban con el guía e intentar resguardarme del viento corriendo detrás de ellos, así notaría menos los efectos negativos del aire.

Llegaría entonces el km 14 y lo primero que pensé al ver dicha pancarta fue que ya solo me quedaba un tercio de carrera para seguir corriendo junto al tío que ejercía de liebre.

Me iba encontrando bastante bien de fuerzas y con la expectativa de entrar en 1km en el km 15 de carrera, inicio de un tramo estilo “paseo fuso la reina” y en el que el año pasado había pillado una “pájara cojonuda”.

La liebre, nada más entrar en dicho paseo, incrementó el ritmo, señal de que seguíamos corriendo por encima del tiempo establecido para cada paso kilométrico.

Noté dicho incremento en la forma de correr, pero de momento no aparecían signos de flaqueza en mis zancadas y en mi corazón, así que animado por dichas sensaciones seguí ganando metros a la carrera acompañado de un par de corredores que íbamos junto a la liebre.

Hago una parada en el relato de la carrera, para decir una cosa que me llamó la atención algún km antes de la liebre y es que en una de las ocasiones algún corredor le preguntó a dicha liebre si llegaríamos a tiempo y la misma ante tal pregunta le espetó que “él seguro que llegaba”, ante lo que mi primer pensamiento tras dicha contestación fue que “a los demás que nos den…”.

Volviendo a la carrera, decir que si en la edición del año pasado, dicho tramo me había costado dios y ayuda, puedo afirmar con rotundidad que este año fue todo lo contrario. Es verdad que ya iba notando un poco el cansancio en los km, pero aún así podía seguirles sin tener muchos problemas con la respiración.

En el km 16, volví a intentar abrir el otro gel que llevaba, pero al ver en un par de intentos que me era imposible, pasé ya del gel y lo volví a guardar ya que quedaban cinco km y pensaba que ya era cuestión de aguantar el cansancio que me pudiera venir.

Se me hizo corto este tramo del km 15,5 hasta que salimos, allá por el km 18 de esta zona de paseo de León.
En todos estos km anteriores fuimos adelantando progresivamente a diversos corredores que nos habían precedido hasta estos momentos. Daba gusto, la verdad, el poder ir adelantando a gente en el último tercio de carrera y no como suele ser habitual en la mayoría de las carreras en las que participio en la que el adelantado es el propio menda.

Quedaban ya tres km, así que era cuestión de aguantar si me venía el cansancio. Sabía que aunque perdiera el ritmo de la liebre, estaría cerca de la 01h50, ya que en tres km y viendo como iba de sensaciones muy mal se me tendría que dar para perder un minuto con la liebre.

En esos momentos me pareció contar solamente a otro chaval y al menda los que íbamos con la liebre. 
Del pequeño grupo que habíamos iniciado la carrera con el tiempo objetivo de 01h50 se había quedado reducido a un par de unidades.

Poco después del km 18, apareció otra sorpresa a mi espalda y fue que de repente alguien me pega un toque y no era otro que Rafa (ya había terminado su participación en los 10 km) que estaba corriendo junto a nosotros (enseguida dejaría de correr junto a nosotros ya que según me dijo después, no quería estorbarnos).
Entrábamos de nuevo en León y faltaban ya tan solo un par de km. 
Notaba que iba a buen ritmo, ritmo que no se había dejado ralentizar en ningún momento desde algunos centenares de metros antes.

Poco después del km 19, la liebre incrementó de forma muy notable el ritmo, dejándome a mí y marchando con el otro chaval directos hacia el estadio.

La liebre estando ya por delante de este menda en el km 19,5.


Persiguiendo a la liebre y dándolo todo en el último km y medio.


En este punto kilométrico del 19,5 Km ahora que me fijo, más que correr parece que estoy marchando.

¡Vaya técnica de carrera que tengo…!.


Para mí fue imposible seguirles ya que las piernas ya se me empezaban a quejar a nivel físico, notando ya un poco cargados los isquiotibiales y más pesados si cabe los gemelos.

Como digo tengo que reconocer que no es que quisiera ser cauto y prevenir lesiones, simplemente que las piernas no dieron más en esos momentos.

Me hubiera gustado ver el cartel del km 20 para controlar el tiempo del último km, pero iba tan concentrado en no perder mucha distancia con los que me precedían que la verdad ni me fijé en si había o no pancarta alguna (no sería éste el único cartel que no viera en esta carrera).

Y así di la vuelta a la glorieta para entrar unos cien metros después en el estadio y enfocar la recta de meta en donde intenté sprintar a pesar de algunos avisos de los gemelos.

Últimos metros de la carrera…




Al final entré en meta levantando los brazos en señal hacia mi padre D.E.P marcando un tiempo oficial de 01h51:13 y real o neto de 01h50:10.

Mirando el crono nada más cruzar la meta.


Como imagen anecdótica pongo la entrada de la liebre en la que se ve como entró en meta con 22 sg de adelanto sobre este menda.


Al final no me sacaría tanto como pensaba para haberse escapado en el último km y medio.

Tuve un sabor un tanto agri-dulce por lo que fue y pudo ser ya que de no haber tenido el par de incidencias con los geles estoy segurísimo y pongo la mano en el fuego por mí de que hubiera bajado de 01h50, pero como se suele decir “para otra vez será”.

Está claro que actualmente estoy por debajo de ese tiempo y eso que no preparé la Media como normalmente se suele hacer en el caso de querer bajar de una determinada marca, en este caso de 0150.

Con tan solo las semanas de preparación de cara a la Maratón he logrado ya estar en 01h50 en la distancia de Media Maratón, así que creo que puedo estar contento por los avances que he tenido a lo largo de estas semanas, sobre todo de las cuatro últimas.

Hay que pensar también que de estar acostumbrado a realizar tiradas largas por encima de 07 min/Km pasé este Domingo a casi correr de forma continua durante casi 2h a ritmos de 05:14/Km y sin lesionarme y teniendo muy buenas sensaciones a nivel de pulsaciones y respiración.

Mejoré en más de 4 minutos la marca conseguida hace un mes en Llanera, así que satisfecho por ello pero un tanto cabreado por el tema de los geles, pero ¡qué se va a hacer!...De todo se aprende y habrá que abrirlos en casa antes de cara carrera para que no me pase lo que en esta.

A nivel muscular (piernas) acabe cargado debido a los ritmos a los que corrí, con acelerones incluidos.
En cuanto a la espalda, la verdad muy bien, corriendo bastante recto en todo momento y muy bien impulsándome en las cuestas con los brazos, apenas notando la inclinación de las mismas.

Una vez en meta, estiré un poco, me quité el chip y salí a reunirme con Rafa que me estaba esperando y estuvimos un buen rato hablando y comentado la carrera mientras tomábamos caldo y un plato pequeño de lentejas.

A él no le salió la carrera como esperaba pero supongo que le servirá como motivación esta carrera para seguir entrenando.
Al final una carrera más para los dos y ya van unas cuantas en este par de años.

En cuanto a la liebre, decir que no me gustó mucho su labor.
Pensaba que iba a ir aconsejándonos en todo momento a los noveles, pero nada que ver con la liebre con la que coincidí un par de km hace un mes en la que en muchos momentos nos iba hablando y aconsejando.
Igual es que era la primera vez que ejercía de liebre, pienso yo, ya que el ritmo no lo llevó en muchas ocasiones de forma continua y esos acelerones que pegaba señalaban claramente que siempre estaba por encima del tiempo que marcaba en su letrero y los pegaba para recuperar el tiempo perdido aunque fuera en terreno que se pudiera considerar llano.

Sí que es verdad, por otra parte, que siempre ayuda correr acompañado de un grupo de gente que tiene objetivos de tiempo similares al de uno y guiados por alguien que se supone que los supera con creces (de ahí su expresión al decirnos que “él llegaba seguro dentro del tiempo de 01h50”).

Daba pena marcharse del recinto deportivo dado el día soleado que hacía, pero como me estaba quedando frío y después de despedirme de Rafa, ya puse rumbo a Oviedo y decidí ir para casa ante la imposibilidad de comer en algún lugar del itinerario de vuelta dada la cantidad de gente que había en los dos o tres lugares que había pensado.

Llegué a Oviedo y se me ocurrió acercarme a una pastelería donde compré una bandeja de tres pasteles y acto seguido me acercaría hasta el Burger King para comprar tres hamburguesas.

Así que se puede decir que “poco” me cuidé este día a nivel gastronómico pero tampoco me preocupó demasiado este aspecto en este día.

Toda la tarde del Domingo estuve bastante cansado de las piernas, así como el Lunes por la mañana.

En estos momentos, Lunes por la tarde-noche ya estoy bastante recuperado, señal que estoy cogiendo forma poco a poco.

Ahora a seguir preparándome para la Maratón estas próximas 5 semanas y ante la ausencia de carreras a participar, me centraré en realizar tiradas largas y a ir bajando progresivamente los entrenos en las últimas dos.

En resumen…Contento por el resultado y las sensaciones pero pude haber bajado sin problemas de 01h50.

Y por último, tengo que acabar el relato de esta carrera afirmando con rotundidad una cosa…
¡Geles, malditos geles….Os maldigo…!


 Resultados...

Resultado de 
JOSE MANUEL MARRAS RODRIGUEZ

D892
Puesto:1168
Tiempo:01:51:13
Nombre:JOSE MANUEL MARRAS RODRIGUEZ
Localidad:OVIEDO
Club:
Categoría:VETERANOS M-40 MASC
Dorsal:892
Puesto:1168 de 1621
Puesto Sexo:M-1111 de 1423
Puesto Categoría:250 de 302
Tiempo:01:51:13 (01:51:12.760)
Tiempo Neto:01:50:10 (01:50:09.800)
Ritmo:05:17
Ritmo Neto:05:14
ControlPuestoP. SexoRitmoRitmo NetoTiempoTiempo NetoDistancia
KM_101219115105:2105:1500:53:2500:52:2210000m

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