1º Día. Oviedo – Roma.
Día: 05-09-2015.
Comentario:
Llegaban las vacaciones
anuales y con ellas el viaje largo de todos los años y en esta ocasión el
destino o mejor dicho los destinos escogidos iban a ser la ciudad de Roma,
ciudad a la que le tenía muchas ganas, para acabar finalmente pasando unos días
de descanso en la isla de Mallorca, así que este es un poco el resumen de las
vacaciones del 2015.
En esta ocasión nos
íbamos a ir a ver a la agente de viajes de confianza (Marta de Viajes Halcón)
para que nos preparara el viaje a la medida cuyo objetivo principal iba a ser
la ciudad romana y la verdad tal como salieron las vacaciones este año se puede
decir que acertamos de pleno con tal decisión.
Así que a las 04h45 del
Sábado 05/09 nos íbamos a levantar ya que a las 06h habíamos quedado con la
gente que nos recogería y guardaría el coche durante toda nuestra estancia en
tierras lejanas.
Tras facturar una
maleta (llevaríamos otras dos como equipaje de mano) y tomar el habitual café
aeroportuario de estas ocasiones, tomaríamos el avión de la Compañía Vueling con
destino a Barcelona a las 07h30 (miedo me daba dicha compañía por las
incidencias que había visto que tenía la misma durante los días anteriores en
diferentes aeropuertos), teniendo que enlazar en la ciudad condal con el avión
de la misma compañía y que nos llevaría finalmente a Roma (ningún problema con
dicho enlace a no ser que nos iba a salir con algo menos de una hora de
retraso).
El menda.
Con esa hora de retraso
llegamos a uno de los dos aeropuertos romanos, concretamente al de Fiumicino,
situado a unos 30 km de la capital, donde nos estarían esperando para
recogernos y llevarnos en un coche privado (Audi de alta gama) hasta el hotel
escogido por la agencia de viajes (teníamos algunos temores de si estarían
esperándonos ya que el margen de espera era de un par de horas y tuvimos
también bastante retraso a la hora de pillar la maleta en la cinta de recogida
de equipajes, temores que se disiparon al ver mi nombre en uno de los carteles
de las personas que estaban esperando para recoger a los diferentes pasajeros
que habíamos llegado a Roma ese día).
La primera impresión
que tuve en mi trayecto hacia la capital italiana fue que el tráfico era un
poco caótico, ayudando mucho a esto el conductor ya que por momentos nos
llevaría a velocidades de 150-160 km/h por la autopista que une Roma con el
aeropuerto del día.
Tras callejear con el
coche por algunas estrechas callejuelas, el conductor nos dejaría finalmente en
el hotel escogido para nuestra pernocta en Roma, “El Hotel La Griffe Luxury” de
5 estrellas y situado en la Via Nazionale, una de las calles importantes de
esta ciudad y la verdad tal como vería muy pronto, bien situado a la hora de
hacer turismo por Roma.
Un par de enlaces de
dicho hotel con fotos del mismo.
Tras descansar un rato
en la habitación ya nos dispusimos a dar una vuelta por la ciudad y ¡vaya
vuelta! que acabaríamos dando al final.
El hotel estaba
relativamente cerca caminando (a unos 15 min) de la famosa Fontana de Trevi,
así que con ese rumbo tomaríamos diferentes calles hasta llegar en un primer
momento hasta la Plaza del Quirinale, situada en la más alta de las siete
colinas de Roma, encontrándose flanqueada por tres de sus lados por importantes
edificios como pude observar.
Foto de esta plaza del
Quirinale.
Uno de los elementos
más llamativos de la plaza es el obelisco que se encuentra situado junto a un
par de estatuas.
En esta plaza se
encuentra el Palacio del Quirinal, una de las tres residencias oficiales del
Presidente de la República Italiana y uno de los símbolos del estado italiano.
La misma tiene más de
1.200 habitaciones y una superficie de 110.500 m cuadrados, siendo el sexto
edificio más grande del mundo en términos de superficie y la mayor residencia
de un Jefe de Estado en el mundo (la Casa Blanca es 20 veces más pequeña),
funcionando desde 1947 como residencia del Presidente de la República.
Todos los días en este lugar
tiene lugar la ceremonia de cambio de guardia, ceremonia con la que coincidiría
algún día de los que estuve en Roma.
Con el mapa de la
ciudad como guía continuamos caminando en dirección a uno de los monumentos
imprescindibles de la ciudad, la Fontana de Trevi, la cual se encontraba en
obras de restauración en esos momentos.
Un par de fotos de
dicho monumento y en la cual era impresionante el gentío para ver el mismo.
La fontana de Trevi es
la mayor y más famosa de las fuentes monumentales del Barroco de Roma, con
cerca de 40 metros de frente, remontándose los orígenes de la fuente al año 19
a.C. época en que la Fontana constituía el final del acueducto Aqua Virgo.
La primera fuente fue
construida durante el Renacimiento, bajo las órdenes del papa Nicolás V, siendo
el aspecto final de la Fontana de Trevi del año 1762 y como curiosidad su
nombre “Trevi” data de “Tre Vie” (tres vías), ya que la fuente era y es el
punto de encuentro de tres calles.
La Fontana de Trevi es
mundialmente conocida ya que todo el que acude a Roma tiene la costumbre de
lanzar monedas a dicha fuente y con el mito en este sentido que menciono a
continuación.
- Si se arroja una
moneda, significa que uno volverá a Roma.
- Si son dos, significa
que se encontrará el amor con una atractiva italiana o italiano.
- Si son tres, uno se
casará con la persona que conoció.
Para que todo esto
funcione es recomendable lanzar con la mano derecha sobre el hombro izquierdo y
como dato recaudatorio decir que cada año se extrae aproximadamente un millón
de euros de la fuente, así que con este último dato uno se puede dar cuenta de
las monedas que se lanza al aire al año en este lugar de Roma.
En cuanto al plano
personal y reconociendo mi total desconocimiento ante el mito anteriormente
señalado, digo y puedo decir que el menda solamente arrojó a la fuente o mejor
dicho al lugar destinado para arrojar monedas este año (debido a las obras) una
moneda.
La visita continuaba
entre la multitud de gente agolpada en la plaza y en sus calles adyacentes y tranquilamente
caminando íbamos a llegar a otra plaza de la ciudad, “la Plaza Colonna”.
Foto de dicha plaza a
la vuelta.
Dicha plaza data de
finales del siglo XVI y recibe su nombre de la marmórea columna de Marco
Aurelio que en ella se encuentra desde el año 193 y la cual está coronada por
la estatua de bronce de S. Pablo que fue colocada en el 1589 por orden del papa
Sixto V ya que la dicha plaza fue construida en tiempo de dicho papa.
En esta plaza se
encuentra un palacio, el cual es sede del gobierno italiano (ahora me explico
porque el último día vimos tanta policía y prensa en dicho lugar).
Pues seguimos caminando
y rápidamente dimos con otra plaza, la Plaza de Montecitorio con su
característico obelisco y el palacio del mismo nombre, el cual alberga la
cámara de diputados del parlamento italiano.
Un par de imágenes del
obelisco con el Palacio de Montecitorio.
Dicho obelisco egipcio
de granito rojo fue traído a Roma por el emperador romano Augusto en el año 10
a.C. y el mismo tiene una altura de casi 34 m (con la base y el globo
incluídos).
Continuamos entonces
con el callejeo, un poco sin rumbo determinado hasta que dimos con una calle,
la calle Condotti abarrotada de gente (y de tiendas “baratas” de todo tipo, con
bolsos por ejplo de miles de euros y joyas y relojes de varias decenas de miles
de euros cada uno).
Como no llevaba
calderilla en los bolsillos, obvié la entrada a dichas tiendas, aunque sí que
es verdad que tuve que aminorar el paso para que la mujer observara con asombro
los escaparates de las mismas, dando entonces con una de las plazas más famosas
de la ciudad, la Plaza de España.
Plaza de España con
todos los turistas aglomerados en la misma y en la escalinata de 135 peldaños.
La Plaza de España toma
su nombre del Palacio de España, sede de la embajada española ante la Santa
Sede y ante la Orden de Malta y en dicha plaza destaca sobre todo la escalinata
que sube hasta la Iglesia de Trinita dei Monti y la barroca Fontana della
Barcaccia.
Fuimos subiendo los
peldaños hasta la entrada de la iglesia anteriormente mencionada y con vistas
hacia las cotas inferiores de la plaza con toda la masa de gente deambulando
por la misma.
Desde esta zona de la
iglesia fuimos caminando y al estar situados en zona alta pudimos apreciar
buenas vistas de Roma y con algunas de sus cúpulas destacando entre sus
edificios, como por ejplo la cúpula de Basílica de S. Pedro de El Vaticano
situada a lo lejos.
Otra vista de Roma
desde esta parte de la ciudad.
Restaurante que parecía
ser de lujo que nos encontramos en esta parte alta de Roma.
Llegamos entonces hasta
un mirador donde la gente se agolpaba para ver una de las plazas más
importantes de Roma, la Piazza del Popolo.
Y si digo que se
agolpaban, es que se agolpaban…
El mirador conectaba
con la plaza a través de un sendero que discurría por una especie de parque y
luego por una escalinata, así que eso fue lo que hicimos descender hasta la
plaza.
A punto de llegar a la
plaza.
Nada más llegar a la
plaza, nos íbamos a encontrar a la drcha con la Basílica de Sta María del
Pópolo.
En cuanto a la plaza,
decir que la misma es de estilo neoclásico y fue construida entre 1811 y 1822,
situándose en el centro de la plaza un obelisco egipcio dedicado a Ramsés II.
En la misma plaza se
sitúan las iglesias gemelas de Sta María dei Miracoli (1681) y la iglesia de Santa
María in Montesanto (1679).
Foto de ambas iglesias.
Santa María dei
Miracoli.
Santa María in
Montesanto.
Tras la visita a esta
conocida plaza romana, proseguimos con el paseo, en este caso para ir en busca
de otra de las famosas plazas de Roma, la archiconocida Piazza Navona.
La intención en dicha
plaza era para cenar algo en alguno de los abundantes establecimientos
hosteleros situados en dicha plaza.
Tras dar una vuelta por
la zona intentando localizar un restaurante (tras localizarlo desistimos de
cenar ya que más bien parecía un antro más que un restaurante), regresamos a la
plaza para finalmente cenar en uno que parecía tener buena pinta y que tenía el
nombre de Bernini Ristorante.
Enlace de dicho
restaurante.
Para cenar escogería en
mi caso unos raviolis que estaban más que buenos y Noelia se decantaría por
unos espaguetis con frutos del mar que al parecer estaban también muy ricos.
Detrás y para compartir
pedimos una pizza de cuatro quesos que también nos supo a gloria.
Al final nos cobrarían
con la bebida incluida (agua en el día de hoy) unos 55 euros, precio que nos
pareció barato para la calidad de la comida.
Como ya estábamos
cansados y ya era de noche, decidimos entonces regresar poco a poco caminando
hacia el hotel, llegando al mismo tras otra media hora de caminata, parando
previamente a ver a algunos monumentos que se encontraban iluminados en la
noche romana, como el monumento a Vitorio Emanuelle II.
El Foro Traiano.
Y la Columna de Trajano
con la Iglesia de Santa María di Loreto detrás.
Como digo, llegamos al
hotel tras una buena caminata en la primera tarde que habíamos pasado en Roma y
con varios/as monumentos y plazas quitadas de la libreta de las que queríamos
visitar.
Poco más que contar en
este día, a dormir tocaba y eso fue lo que hice nada más tirarme en la cómoda
cama en la que pernoctaríamos en Roma durante la estancia en dicha ciudad.
¡A dormir…!.
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