Día: 02-07-2015
Lugar: Liébana
(Cantabria).
Desnivel: 630 m.
Duración total: 4h
aprox.
Comentario:
En este día me iba
acercar a conocer los Invernales de Igüedri subiendo desde Espinama acercándome también a la ermita de la Virgen de la Salud ya que en este día se
celebraba una fiesta muy típica en la Liébana como era la Fiesta de la Ermita
de la Salud.
También me acercaría
después de comer a intentar hacer el sendero que va desde la zona de Potes
hasta el pueblo de Lebeña, no pudiendo completar dicho itinerario por no
encontrar en un tramo salida hasta dicho pueblo.
Esto es un poco el
resumen de este cuarto día en estas tierras lebaniegas...
Me levanté sobre las
08h30 y tras desayunar puse rumbo a Espinama para hacer la ruta hasta la ermita
de la Virgen de la Salud y de paso, si el tiempo lo permitía, asistir a la
fiesta que se celebraba en esta fecha en dicho lugar.
El día no pintaba naba
bien ya que había amanecido completamente nublado pero aun así decidí realizar
dicha ruta partiendo desde Espinama, encontrándome dicha zona totalmente
plagada de nubosidad a la hora de comenzar a caminar.
Enfocando la calle del
pueblo que me iba a sacar a la pista que me llevaría a los Invernales de Igüedri.
Algunas casas del
pueblo.
Inicio de la ruta.
¡Qué mal se presentaba
el día hacia delante!.
¡Y después de caminar
un rato, la vista hacia atrás no mejoraba la imagen anterior!.
La pista se subía
bastante bien aunque por momentos había buen desnivel en sus rampas. Mientras
tanto las vistas que tenía hacia adelante y los lados, hacían más llevadera la
subida ante el paso continuado de land-rovers hacia la zona de la ermita como
esta vista de la zona del Pico Valdecoro (1.816 m) desde la pista de ascenso.
Hacia adelante parecía
que la cosa podía mejorar. ¡A ver que pasaba…!.
Otra imagen de la zona
del Valdecoro (1.816 m).
Cuando me quise dar
cuenta ya estaba a la entrada de los Invernales de Igüedri.
La pista serpenteaba
para superar el enclave donde están situados dichos invernales.
Desde arriba.
Llegué entonces a la
zona de las Portillas del Boquejón, paso de entrada a la zona de los Puertos de
Aliva, así que ahora tocaba cruzar dicho límite.
Vista de dicho paso una
vez cruzado.
Seguí avanzando por
terreno con menos pendiente y al poco rato ya me iba a encontrar la pista que
venía de Mogrovejo (a la izd de la imagen).
Vista hacia atrás.
El día parecía cada vez
presentarse con más nubosidad, ¡una pena!, mezclándose entonces la pista con
las verdes praderías de estos puertos, así que tocaba seguir caminando y
evitando cada poco el polvo de la pista que levantaban los abundantes vehículos
que iban pasando en busca de la romería.
¡No será por
vehículos…!.
Caminando
tranquilamente ya llegué a la zona de oteé el prado de la romería y viendo como
todavía era algo pronto por el número de vehículos que se encontraban en el
mismo.
Enseguida llegué a la
Ermita de la Virgen de la Salud.
Imagen del interior de
la misma.
Ya había más coches en
el prado desde mi último vistazo.
Un par de imágenes de
la ermita.
Me desvié unas decenas
de metros de la ermita para sentarme e ir observando un poco el panorama de la
fiesta, tanto de la ermita como del prado de la fiesta.
Imagen del menda antes
de meterse la niebla.
Pero poco pude aguantar
ya que a los pocos minutos, una intensa niebla inundó todo el entorno por lo
que decidí marchar y poner rumbo de vuelta a Espinama.
Había que protegerse
del frío y de la humedad que traía dicha niebla.
La niebla inundando la
zona.
La vuelta la hice sin
novedad. Simplemente consistía en desandar los pasos que había dado en la ida,
así que con cierto ritmo ligero fui caminando para acabar saliendo al cabo de
un cuarto de hora de la niebla.
La niebla vista desde
las Portillas del Boquejón parecía cada vez más densa unos centenares de metros
por encima del menda.
Los Invernales de
Igüedri en el descenso.
Tras un rápido descenso
llegué a Espinama donde visto el día que seguía haciendo decidí tirar de nuevo
para la zona de Potes.
No tenía mucha idea de
lo que hacer, así que decidí al final poner rumbo a la zona del Desfiladero de
la Hermida para conocer un sendero al que le tenía muchas ganas y que me
llevaría al pueblo de Lebeña pero mi sorpresa fue que de repente vi como en un
bar de carretera después del pueblo de Ojedo y a la izd en el sentido de la
marcha había un grupo de gente que parecía “nativa” de la zona y que se agolpaba
a la puerta con la sensación de que iban a comer en el mismo.
Recordé el consejo de
un colega mío que dice que siempre hay que parar en los bares de los pueblos
donde se agolpe la gente de la zona para comer ya que suele ser muy buena señal
de la calidad de la comida, así que eso fue lo que hice y como había hambre ya
y eran horas de comer, paré el coche, fisgoneé el menú y la carta y me dije…¡A
comer...! y eso fue lo que hice comer en dicho local.
El local se llamaba
Casa Fofi y quedaba en Tama (Ayto de Cillórigo), a unos 3 km de Potes.
Foto de la entrada
(tomada el día después).
Comí de menú,
consistiendo éste en alubias con chorizo y morcilla de primero y lomo con
patatas de segundo. De beber vino y casera y de postre tarta de manzana.
Me cobrarían con el café
12 euros si mal no recuerdo, así que si cuando vuelve por la zona unos días,
esta visita será obligada para comer o cenar.
Foto de la perola con
las alubias y lo mejor de todo,…¡Para mí solito…!.
Acto seguido y para
bajar la comida me fui a conocer el sendero que he mencionado antes, así que
tras aparcar el coche en el arcén de la carretera (medio km antes de entrar en
el desfiladero), di con el cartel anunciador de la ruta.
No pongo muchas fotos
de esta pequeña segunda ruta ya que en un futuro tengo la intención de poder
hacerla entera desde Lebeña, así que pongo un quinteto de imágenes por poner
algo referente a esta excursión.
Decir que no pude
hacerla en tu totalidad ya que me encontré con un tramo en el que no pude
localizar por donde iba el sendero y cada vez la zona parecía estar más tupida
de vegetación, así que desistí y me di la vuelta. ¡Habrá que volver…!.
De vuelta al coche,
pillé el mismo y me dirigí hasta Lebeña para localizar el sendero desde el
extremo opuesto y con la intención de hacerlo algún día.
Regresé entonces al
hotel para ducharme y descansar.
Esta noche no saldría a
cenar por ahí ya que había comprado algo de salchichón envasado al vacío y
algunos pastelillos de esos que dicen que no conviene comer, así que me quedé
en la habitación “cenando sano”.
Al día siguiente no
tenía ni idea de lo que haría, pero lo importante es que el cuarto día había
pasado mejor de lo previsto a pesar de la niebla reinante en toda la zona, así
que ahora tocaba descansar…
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