lunes, 5 de octubre de 2015

ASCENSIÓN AL CANTO DEL OSO DESDE BEZANES… (2ª PARTE…EL DESCENSO…).



Día: 03-10-2015.

Lugar: Bezanes (Parque natural de Redes).

Desnivel: 1.400 (incluidos algunos descensos que hay que recuperar en el trayecto por la pista).

Distancia total: 26,69 km (Ascenso 14,13 Km y Descenso 12,56 km).

Duración total: 07h10. (Ascenso 4h10 y Descenso 3h).

Comentario:

Viene del post itinerario de subida…



Pues tras estar algo menos de quince minutos en la cumbre, decidí ya ir regresando tranquilamente hasta el coche.

El descenso en su primera parte iba a ser por un terreno mucho más fácil de caminar que la zona del cresterio de la última parte del itinerario de subida que había realizado, así que por terreno “tipo alfombra” iba a ir perdiendo metros en busca de la zona frondosa de vegetación que me había encontrado al poco de dejar atrás la zona de la Vega de Brañagallones.

Descendiendo por este tipo de terreno fácil que menciono.


Poco antes de introducirme en la vegetación, los muros de piedra de una cabaña en ruinas iban aparecer ante mí.


Seguía descendiendo por terreno muy cómodo para los pies, localizando al final de la pradería, el lugar por donde se introducía el sendero para conducirme de vuelta a la Vega de Brañagallones.


Y nada más acabar el sendero ya entraría de nuevo en la Vega de Brañagallones.


Aquí pegué un frenazo en mi descenso y entonces me dediqué a sacar fotos de algunas de las diferentes cabañas situadas en este lugar tan tranquilo.

Cabañas de todo tipo…






































Y también del hotel refugio que quisieron poner en marcha pero que acabó fracasando a pesar del entorno en el que estaba situado.


Una vez que tomé algunas imágenes de las cabañas, reanudé la marcha, ya por pista, acompañado en todo momento de las vistas de la abundante vegetación reinante de la zona.





Al km de haber marchado de la vega aprox di de nuevo, esta vez en sentido inverso, con el Túnel del Crestón.


Nada más cruzar este túnel, me llamó la atención el pico que asomaba al norte.


Detalle de la pista y de la arboleda entre la que discurría la misma.


No soy muy amigo de los bosques, pero había que tener una foto de recuerdo del interior de la arboleda.


Fui bajando a ritmo continuo y por momentos parecía que las paredes de la montaña se iban a venir abajo.


Tuve que atravesar una zona denominada ”el  argallu del lobo” en donde había una protección aérea para la pista para evitar  que los argayos y aludes bloquearan la pista en épocas invernales.


Vista hacia atrás de dicha protección antialudes.


Seguía de camino regresando al coche y poco después iba a dar con una zona en donde había habido un deslizamiento de tierras en la montaña y en donde se veía un árbol que se estaba pensando seriamente sobre si caer o no al vacío.


Vista del corrimiento de tierras.


Había algunos tramos en ligera ascensión pero que se llevaban bastante bien.

De vez en cuando miraba hacia atrás y viendo ya que el pico iba poco a poco alejándose.


El itinerario me llevó a pasar de nuevo por la fuente “El Andorvio”.


A mi paso, algunas lugareñas de la zona me ignoraban volviéndose de espaldas cuando pasaba junto a ellas.


¡De por allá lejos vengo!...


Poco antes del Mirador del Canto me iba a encontrar con varias colmenas de un producto típico de la zona, la miel.





Más verde por todo el Valle del Río Monasterio.


Pasé junto al mirador mencionado anteriormente y aquí iba a emprender un pronunciado descenso hasta Bezanes, a la cual llegaría más o menos en media hora desde este mirador.


Llegaría a Bezanes tras 07h 10 de caminata por la zona.

Como era pronto, aproveché para sacar algunas fotos del pueblo.








Paré entonces en el bar de pueblo, donde tomaría una “clara”, fijándome entonces que tenían en la barra varios tarros de miel de la zona, así que con el convencimiento de que esta miel era mejor que la que habitualmente se compra en los supermercados, pedí un tarro para llevar a casa (8 euros).


Acto seguido y en pocos metros llegué al coche, dirigiéndome entonces a una de las iglesias de la zona que siempre he visto cuando paso por estos concejos de Redes, la Colegiata de Tanes.





Dicha iglesia se mandó construir a mediados del XVI y está situada en una terraza natural al borde del pantano de Tanes y la pena fue que en este día se encontraba cerrada, así que habrá que volver otro día.

En resumen, buen día y buena caminata que me prestó ya que regresé después de un par de décadas después a un pico muy conocido de la zona, el Canto del Oso (1.800 m).


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