2ºDía (1ª Parte). País
Vasco Francés.
Día: 10-10-2014.
Comentario:
Llegaba el día estrella
en tierras vascas y con el mismo la “fiesta gastronómica” objetivo del viaje,
así que como había que gastar las horas del día hasta que llegara el momento de
la cena, decidimos hacer algo de turismo por la zona del País Vasco – Francés.
Tras levantarnos,
prepararnos y quedar todos en la recepción, decidimos irnos a “desayunar” a una
cafetería situada delante del hotel ya que en el NH el desayuno costaba nada
más y nada menos que unos 20 euros por persona (cada vez estoy más convencido
que a los hoteles no les interesa que la gente desayune ya que normalmente
ponen unos precios totalmente disparatados para la primera comida del día).
Pedimos todos un café y
en mi caso al ver los cruasanes que tenían en alguna mesa, añadí también al pedido
un cruasán que aunque parecía tener un estado algo “desnutrido”, finalmente
resultó estar con un sabor “de muerte”.
Imagen del desayuno de
este día.
Tras el desayuno
pusimos rumbo a Bayona, población a la que íbamos a llegar en algo menos de una
hora desde Donosti, aparcando entonces en un parking situado al lado del
edificio del Ayuntamiento.
Algo de información de
la ciudad…
Tras dejar el coche,
iniciamos el paseo por las calles de Bayona dirigiéndonos entonces hacia la
zona de la Catedral
gótica de Santa María, situada en el solar que estuvo ocupado por una catedral
románica que se quemó en un par de incendios.
La construcción de la
catedral actual se inició en el siglo XIII, terminándose a principios del siglo
XVII, a excepción de las dos torres que se terminaron en el siglo XIX,
Interior de la
catedral.
Era inevitable al
descubrir que había un claustro el que yo entrara en el mismo.
Parte trasera del
edificio religioso.
Tras la primera visita
turística del día, empezamos a caminar tranquilamente por las calles que
aparecían engalanadas y observando los diferentes edificios y tiendas que nos
fueron apareciendo en nuestro caminar.
Alguna tienda de dulces
típicos nos encontramos por el camino.
Enseguida llegaríamos a
la plaza del Mercado Les Halles, lugar que este día tenía un gran ambiente.
Casa un tanto
pintoresca al lado mismo de esta plaza.
Un par de imágenes del
interior del mercado.
Fuera del mercado
pudimos apreciar el abundante gentío que se mezclaba con los numerosos puestos
que había en el exterior del mismo.
Me llamó la atención un
puesto con setas de un tamaño que nunca había visto.
Un trío de fotos de los
exteriores del mercado.
Cruzamos el río La Nive por el Pont Marengo y
nos internamos por un par de callejuelas para salir rápidamente de nuevo a la
zona del Ayuntamiento de Bayona
Un par de vistas del
Ayuntamiento desde el Pont Mayou, puente que cruzamos para llegar finalmente al
aparcamiento.
Dimos entonces por
finalizada esta breve visita a Bayona y “el conductor” puso rumbo a otra de las
localidades importantes de esta costa, Biarritz, importante centro turístico de
la zona, situado a unos 40 km
de San Sebastián.
¡El saber no ocupa
lugar…!.
https://es.wikipedia.org/wiki/Biarritz
Tras dar algunas
vueltas con el coche por las calles del pueblo, logramos finalmente meter el
coche en un parking para empezar a caminar por la zona.
A los pocos minutos de
empezar el paseo, nos íbamos a sentar en la terraza del Pub “Arroka” situada muy cerca del Casino y de la Grande Plage con el
fin de tomar “el vermouth”, eligiendo en mi caso un vermouth típico francés, El
Pastis, del cual nunca había oído hablar.
Imagen (a la vuelta) de
dicha terraza.
Enlace de dicha bebida.
Resumiendo la bebida,
se trata de una bebida sabor anís, la cual me sirvieron junto a una buena jarra
de agua para ir mezclando y bajándola de graduación para dejarla al gusto del consumidor, cosa
que por supuesto hice.
Inmortalizando dicho
momento.
Dejamos entonces la
sesión vermouth para ir ya hasta la zona de la Grande Platge y empezar a
pasear por su buen paseo en dirección a la zona donde estaba situado el Hotel
du Palais, un palacio-hotel de lujo de 5 estrellas naturalmente.
Enlace con algo de la
historia del hotel.
Caminando al principio
y echando la mirada hacia atrás, otro establecimiento hotelero llamativo iba
aparecer a mi espalda.
Por el paseo.
Noelia y María Jesús en
dicho paseo.
Trayecto por recorrer
hacia el Gran Hotel.
Vista hacia atrás del
tramo recorrido.
¡Venga, que el hotel de
5 estrellas ya está cerca!.
Mirada hacia atrás de la Grande Platge o Gran Playa como
se puede suponer.
“No quisimos entrar en
el Gran Hotel” y en su lugar caminamos unos cien metros por una especie de
paseo marcado en la roca e inundado de arena por tramos y con vistas al Faro de
Biarritz, como en esta en el que está este menda en primer plano.
Rápidamente íbamos a
retroceder unos cien metros sobre nuestros pasos para empezar a ascender
suavemente por un lateral del recinto cerrado del hotel hasta dar con la zona
de la entrada al mismo.
Un par de imágenes
subiendo por esta zona.
La entrada al hotel.
Decidimos entonces ir a
picar algo, encontrando una Pizzeria, “La Trattoría”, en la cual nos gustó la
carta que tenía por lo que decidimos no complicarnos más y entrar a comer algo.
Exteriores (después de
comer) del local de la comida de este día.
Interior del local con
guapa decoración.
En mi caso, una pizza
marinera, la cual estaba muy rica
En el caso de Noelia,
una buena ensalada.
Buen sitio este que
encontramos para comer, con buena relación calidad – precio, así que se puede
decir que es totalmente recomendable para comer para futuras visitas por la
zona.
Salimos entonces de la
pizzería para ir a por el coche y el siguiente destino en el que pararíamos un
pequeño rato iba a ser la zona de San Juan de la Luz, aparcando en un primer
momento a las afueras del pueblo.
Desde esta zona, un par
de imágenes del entorno como la de un edificio que me llamó la atención.
Y la otra imagen con
Noelia y toda la zona costera de San Juan por detrás de ella.
Nos fuimos entonces
hasta el pueblo donde dimos un pequeño paseo de un cuarto de hora ya que
aparcamos el coche en una plaza donde había un parquímetro a modo de cronómetro
que nada más dejar el coche empezaría a descontar el tiempo hasta los veinte
minutos que teníamos como máximo.
Un par de fotos de este
pequeño paseo.
Nos sobrarían unos
minutos y aquí se produjo un incidente con un “franchute” impaciente, el cual
nos empezaría a pitar con el coche para que le dejáramos aparcar sin haber
sacado el nuestro (está claro que los “tontos” son una especie que están por
todo el mundo…).
Tras este pequeño
incidente, la ruta iba a continuar para acercarnos hasta la localidad costera
de Hondarribia (Fuenterrabía en castellano), localidad con un pequeño aeropuerto
en sus inmediaciones y con título de “ciudad”.
Se encuentra situada en
la desembocadura del Río Bidasoa, frontera natural con Hendaya (Francia).
Información de “la
ciudad”.
Íbamos a intentar
conocer el Parador y así poder tomar algo pero resulta que cuando habíamos
sorteado el primer obstáculo en forma de semáforo en rojo (amablemente un coche
que bajaba nos desveló el secreto que encerraba dicho semáforo y no era otro
que pisar con el coche una parte de la acera y de esa manera se nos abriría el
mismo dándonos paso), nos encontramos con una calle en pendiente muy, pero que
muy estrecha y al final de la misma dos pivotes impidiéndonos continuar, así
que el breve paseo en coche por el casco antiguo se nos iba acabar, teniendo
Roberto que ir dando marcha atrás con la precaución de no pegar con el coche en
los muros laterales.
Pero los “sustos” en
este sentido y en este día no se iban acabar en esta callejuela ya que nos
esperaba a los cuatro y “sin saberlo”, “la pesadilla” (sobre todo para las
chicas) de las calles estrellas de un pueblo (me río yo entonces de las de
Fuenterrabía…) que estoy seguro que nunca olvidaremos los cuatro , “Pasajes”.
Tras retroceder con el
coche, paramos un rato a tomar algo en una terraza y acto seguido Roberto nos
llevó hasta el Alto de Jaizkibel (paso montañoso mítico en pruebas ciclistas
por el País Vasco), alto al que le tenía muchas ganas de conocer.
Con breve parada de por
medio en la zona de la Ermita de Guadalupe, llegamos al mismo alto donde había
un mirador hacia todas direcciones, vistas que disfrutamos todos un rato dado
el buen día que seguía haciendo.
Torreón en este alto.
Vistas hacia la
desembocadura del Rio Bidasoa.
Tenía que
inmortalizarme en este alto.
Imagen al Oeste del
Alto de Jaizkibel.
Abandonamos entonces
este alto para descender con el coche hasta la zona de Pasajes, concretamente a
uno de sus barrios, Pasajes de San Juan.
Enlace de esta
población.
Llegados a esta
localidad y en vez de aparcar, intentamos avanzar con el vehículo por las
callejuelas de este barrio de Pasajes, pasando el coche a escasos cm de los
muros (con algún rasponazo de por medio y evitando a la gente que había
accedido caminando a este barrio) hasta llegar a un lugar en la que dimos por
imposible continuar con el coche, así que visto el tramo de calle que se nos
presentaba por delante, decidimos dar la vuelta en una zona en la sí que era
factible dar el giro con el vehículo (a esto se añadía algún obstáculo bípedo
que le costó facilitar dicha maniobra).
Tras dar la vuelta, el siguiente
obstáculo era volver sobre “nuestros pasos” y rezando porque el coche no rozara
las paredes y también porque algún vehículo no se intentara cruzar al llevar el
trayecto de ida cuando nosotros llevábamos el de vuelta.
Mientras el conductor,
“aparentemente tranquilo en la conducción”, aguantaba en su nuca un cierto
nerviosismo que le iba cayendo de los asientos traseros durante los cerca de
300 m que duro el trayecto por este tramo en el pueblo.
Salimos entonces a zona
más abierta y ahí, sí se puede decir, que respiramos todos, empezando a surgir
un cierto cachondeo con la anécdota de por dónde nos habíamos metido y con las
disculpas que podríamos dar a familiares, amigos y compañeros del curro sobre
si nos perdíamos la cena de este día a causa de quedar atrapados con el coche
en las calles de Pasajes.
Imagen desde el
satélite de la zona por la que nos metimos (línea roja).
Pasada la que creíamos
que iba a ser la anécdota principal del viaje (al día siguiente aparecería otra
todavía aún más grave…), regresamos a San Sebastían (estábamos ya a escasos km
de la ciudad) para ir hasta el hotel a descansar algo y a que las chicas les
diera el tiempo suficiente para prepararse para la cena.
Llegaríamos sobre algo
más de las 18h y en mi caso y tras estar unos minutos en la habitación y como
era muy pronto para estar encerrado entre cuatro paredes, decidí salir de nuevo
para ir caminando hasta la zona de la Playa de Ondarreta con el objetivo de
sacar unas fotos a un monumento muy conocido de la ciudad, “El Peine del
Viento” de Eduardo Chillida.
Visita que no se me
logró porque la zona estaba cerrada al público por encontrarse en obras, así
que me tuve que conformar con sacar alguna que otra foto de la playa con su
entorno (no me dio apenas tiempo a sacar fotos de una cierta calidad ya que
estaba oscureciendo como se puede ver en las siguientes imágenes).
Tras este pequeño paseo
regresaría de nuevo al hotel para descansar algo y prepararme para el gran
objetivo del viaje y en mi caso, uno de los grandes privilegios gastronómicos
en la vida que uno tendrá, cenar en el ARZAK, pero ésto quedará para el relato
de la segunda parte de este día o mejor dicho, ya de la noche.
En resumen, buen día en
una zona que tenía ganas de conocer, ésta del País Vasco Francés y con visita
que habrá que repetir a muchos de los pueblos de este día para verlos con más
tranquilidad (en este día no había mucho tiempo para visitarlos más
detenidamente….).
Ahora, lo dicho…
¡A prepararse, que hoy
cenamos en el ARZAK!...
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