1ºDía. Oviedo –
Donosti.
Día: 09-10-2014.
Comentario:
Llegaba el festivo de
Octubre y este año, dicho festivo, nos iba a caer muy bien a la mayoría de
todos los currantes ya que al fin de semana de turno íbamos a tener que añadir
otro día más, el Lunes 12 y hablando hace algo más de un par de meses con mi
hermana María Jesús y mi cuñado Roberto del viaje que habíamos realizado los
cuatro hace diez años al Pirineo Aragonés y sobre la posibilidad de realizar
algún viaje los cuatro, diez años después del anterior, decidimos hacer una
escapada estos días con el objetivo principal de intentar comer en el
restaurante de uno de “los padres” de la gastronomía moderna española o más
bien diría yo, “el padre” de la llamada “cocina de autor” en España, JUAN MARÍA
ARZAK.
Así que el Viernes día
09, después de currar y con la maleta toda cargada por la ilusión del viaje a
todos los niveles (compañía, objetivo y destinos…) nos dirigimos para dejar en
coche en Gijón y salir en dirección a San Sebastián en torno a las 16h.
Viaje tranquilo y sobre
las 19h15 ya estábamos llegando a las inmediaciones del hotel, en esta ocasión
el escogido iba a ser el NH Collection San Sebastían Aránzazu, hotel de 4
estrellas situado a unos cinco minutos de la Playa de Ondarreta, una de las
tres playas de Donosti.
Enlace del hotel…
Algunas imágenes del
hotel.
Las chicas realizando
el checking en recepción.
¡Vamos para la
habitación…!.
Foto de la habitación,
la cual estaba muy bien.
Tras la entrada en el
hotel, ya estábamos saliendo en media hora con destino a la zona antigua de San
Sebastián, zona principal de pinchos de la ciudad, ya que en la recepción nos
habían aconsejado ir a las 20h30 mejor que más tarde como teníamos previsto.
Fuimos caminando por el
paseo de la playa en dirección a esta zona antigua y con vistas ya de la bahía
de la Concha.
La isla de Sta Clara
iluminada, isleta situada en el centro de la bahía con una altura de 48 metros,
contando la misma con un faro, una pequeña playa que aparece solo en bajamares
y con un bar debido a las numerosas personas que se acercan al islote en verano
ya que está unida a la ciudad con un servicio regular de barco cada media hora.
Parte de la bahía de la
Concha.
El Monte Urgull
iluminado por la noche en su parte más alta donde está situado el Castillo de
la Mota con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, de casi 13 metros de
altura.
En tranquilo paseo nos
fuimos aproximando a la zona de pinchos, llegando a dicha zona donde había buen
ambiente.
La primera parada que
íbamos a realizar iba a ser en uno en el que habíamos estado en Noviembre del
año anterior, “El Gandarias”, el cual se encontraba atiborrado de gente cuando
llegamos.
Enlace del local…
Las chicas pillando
sitio en una pequeña barra.
Tres de los pintxos que
pidieron el resto ya que el mío no aparecería hasta un rato más tarde ya que
pedí uno caliente, de solomillo, por lo que tuve que esperar a que lo hicieran.
Tras esta primera
visita, iría ya al que quizás sea mi preferido en esta zona y que mi hermana y
mi cuñado no conocían, un local pequeño que tiene el nombre de “La cuchara de
San Telmo”, así que en este viaje era visita obligada para que lo conocieran.
Enlace del local…
Los dos locales están
muy bien, pero una cosa sobresale para mí de este segundo local y es que en
éste todos los pintxos te los sirven recién hechos cuando en el primero hay
tanto pintxos fríos como calientes.
Ambiente en el local.
Pues el primer pintxo
que iba a tomar estaba claro, contagiando mi elección a los demás iba a ser el
Foie.
Decir que estaba rico
es decir muy poco e incluso menospreciar el pintxo…Yo más bien lo describiría
como “un manjar de los dioses”.
Tras tomar los cuatro
el Foie individual que nos sirvieron, nos fuimos a por un segundo pintxo en
este local y en mi caso me iba a inclinar por la Chuleta de Vaca a la plancha y
Pimientos de Lodosa confitados.
Viendo el pintxo uno se
puede imaginar cómo estaba de rico, así que sobran los comentarios.
Había que aprovechar la
ocasión y sacar una foto junto a mi hermana y mi cuñado.
No quisieron tomar más
pintxos aquí, aunque es verdad que yo hubiera seguido con la ingesta de los
mismos (es lo malo de ser muy llambión), como por ejplo un pintxo que había
visto de carrilleras, así que seguimos paseando para entrar en el último local
de pintxos que visitaríamos esta noche, uno que tenía el nombre de “Atari
Gastroteka”.
Enlace del local.
Aquí yo tomaría el de
carrilleras que tenían en la carta y en cuanto al sabor de este, misma opinión
que los dos primeros pintxos.
Hay que decir que en todos
los locales pedimos el habitual zurito de cerveza que suele acompañar a la toma
de los pintxos.
Fuimos abandonando
entonces la zona antigua de Donosti para ir en busca de un local de Gin-Tonics
que nos habían recomendado en el hotel, así que cruzamos entonces el puente
sobre el Río Urumea que estaba situado más cerca del Kursal y fuimos por la
margen derecha del río con vistas del hotel más famoso de la ciudad, el Hotel
María Cristina, hotel de 5 estrellas que alberga habitualmente a los actores
que acuden todos los años al Festival de Cine de San Sebastián.
Nos metimos entonces por
una de las calles y rápidamente dimos con el local de copas que tenía el nombre
de “La Gintonería”, el cual no es que tuviera una pinta que realmente nos
invitara a entrar, pero ya que estábamos allí y viendo a los camareros y a todas
las botellas de Ginebra acumuladas parecían decirnos que les diéramos una
oportunidad.
Un enlace del local.
http://www.tripadvisor.es/Attraction_Review-g187457-d5293391-Reviews-La_Gintoneria_Donostiarra-San_Sebastian_Donostia_Guipuzcoa_Province_Basque_Countr.html
Vista del exterior del
local.
Buena estantería con
botellas de Ginebra acumuladas.
Pedimos entonces todos
Gin-Tonics y entonces el camarero decidió por su cuenta cual nos haría a cada
uno (todos diferentes…).
Las tres botellas de
Ginebra diferentes para María Jesús, este menda y Noelia.
El camarero
currándoselo.
Bebidas fruto de su
trabajo esta noche.
Inmortalizando el
Gin-Tonic de este menda.
Trío de ases.
Los Gin-Tonics estaban
muy suaves, hecho por una parte que se agradecía (sobre todo para los que no
somos fanáticos de esta bebida) pero la verdad estaban muy pocos cargados.
La excepción fue
Roberto que en un principio su Gin-Tonic fue creado a semejanza (en cuanto a
cantidad de Ginebra) de las demás copas y ante sus “quejas” (con razón) de lo
suave que estaba el Gin-tonic, el camarero (hay que decir que me pareció muy
profesional) escuchó las mismas y le cargó bastante más la copa de Ginebra por
lo que se puede decir que al final la copa del “conductor del fin de semana” había
mejorado notablemente.
Nos cobraron por las
cuatro copas unos 40 euros, precio normal para este tipo de bebidas, pienso yo.
Acto seguido salimos
del local y nos fuimos caminando para pillar un taxi que nos llevara al hotel a
descansar ya que al día siguiente nos íbamos a ir hasta tierras franco-vascas
para ver algunas localidades del País Vasco – Francés y luego por la noche iba
a venir el plato fuerte del viaje, la cena en el Arzak.
Ahora tocaba descansar,
así que nos fuimos todos a dormir en espera de las emociones del siguiente día, emociones que tengo que decir que haberlas la hubo y… ¡Vaya si las hubo! y esto lo digo no
solo por las de la cena.
Lo siguiente... ¡El día
estrella del viaje…!
Que buen viaje te metiste amigo¡¡¡, buena comida, bebida, ciudad, compañia, todo, que tio...el camarero seguro que corre, esta mu flaco, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo y a ver que cuentas.
Por cierto, en ese hotel estuve con Blanca en el 2009 y no estaba tan nuevo, se ve de lujazo.
ResponderEliminarVaya casualidad...El hotel la verdad está muy bien..Lo escogió mi cuñado...Lo mejor de este día,jeje...los pintxos y el gin-tonic...Por cosas así vale la pena meterse un viaje de varios centenares de km en buena compañía y con el plan que llevábamos...
EliminarUn abrazo..