Día: 14-11-2015.
Lugar: Sta Marina
(Cudillero-Asturias).
Desnivel: 100 metros
aprox.
Comentario:
Tenía muchísimas ganas
de conocer tanto esta playa de Gueirúa así como la que consideran la playa más
guapa de Asturias, la Playa del Silencio, así que en un día espectacular de sol
y una vez que descubrí que la marea baja estaba programada para las 11h40, me
dirigí con el coche hasta el pueblo de Sta Marina (Cudillero) para conocer la
primera de las playas objeto de este día y que por la gran cantidad de fotos
que obtuve de ambas playas, desglosaré las mismas a través de dos post…
Tras pillar la
autopista de la costa en dirección a Galicia, me iba a salir de la misma en el
desvío que ponía Novellana y una vez en dicho desvío iba a transitar con el
coche unos cuatro km en dirección al primer pueblo del día, Sta Marina, pasando
primero por el pueblo de Castañeras.
Iba aparcar el coche en
un desvío situado a la izda (sentido de la marcha), enfrente del Bar Gayo
situado en la recta de este pueblo de Sta Marina.
Vista del Bar desde el
amplio cruce donde dejé el coche algunas horas.
No tenía mucha idea de
por donde se iba, así que lo primero que hice fue poner el gps del móvil para
ver si me podía ayudar algo a la hora de escoger el sendero correcto para bajar
hasta la Playa de Gueirúa.
Tocaba cruzar la
carretera genera e irme caminando por el tramo asfaltado que se ve enfrente.
Tras caminar unos
centenares de metros iba a localizar una guapa casa, supongo que destinada a
segunda residencia y en la que a su izda salía un sendero ancho que tomaba
dirección al mar.
Vista de dicha casa.
Daba gusto caminar por
este desvío bastante cómodo de transitar y también por el día
climatológicamente perfecto que hacía para caminar como se puede ver en la
siguiente imagen, una vez que me dio para mirar hacia el interior.
Di entonces con un
extenso prado en donde se encontraban un par de caballos que vieron como
superaba el cercado para entonces ir progresivamente descendiendo y ya con
vistas hacia el mar.
Buena imagen con el
ambiente brumoso en la zona de la Playa del Silencio, la segunda playa del día
y a la que llegaría en un par de horas.
Descendí hasta el
límite con los acantilados que me permitió la mancha verde, la cual se encontraba
prácticamente en su totalidad con una gran cantidad de escarcha (se nota ya que
estamos en el mes de Noviembre), localizando enseguida la que para mí era la
imagen del día, la de las rocas que quedaban al descubierto en bajamar en la
zona de la Playa de Gueirúa, ya que la imagen de la Playa del Silencio, aunque
también era espectacular, ya la había obtenido semanas atrás en un día en el
que no me acompañó precisamente el tiempo.
A punto de llegar al
acantilado.
La vista estrella del
día.
Fui bordeando entonces
esta zona de acantilados, no encontrando sendero alguno para descender al
pedrero o a la playa que estaba situada unas cuantas decenas de metros por
debajo de este menda y acercándome a una especie de vallado que no me ofrecía
ninguna seguridad aunque me protegiera o más bien me previniera de posibles
caídas en caso de seguir avanzando.
Vista de ese cercado y
con el mar a mis pies bastante revuelto en esta zona.
Lo que hice entonces
fue retroceder hasta la entrada al prado e ir volviendo hacia la zona donde
estaban situadas algunas casas al Este.
Localicé entonces a un
paisano que estaba cortando leña y al cual pregunté por la manera de localizar
o de ver mejor la zona de salientes rocosos de bajamar que había visto momentos
antes.
Amablemente me señalo
la casa (azul) a la que tenía que llegar caminando y desde la cual tendría que
tomar un sendero que salía a su izda y que me llevaría directamente, con
descenso incluido a través de numerosos escalones, a la Playa de Gueirúa.
¡Eso era lo que quería
y a lo que venía...!, ¡pensé!, así que caminé unos 200 metros hasta llegar a dicha
casa y en la cual tomé el sendero señalado por el señor rumbo a esta primera
playa del día.
Tras caminar por este
sendero algo menos de diez minutos iba a llegar al inicio del descenso que iba
a realizar a través de más de 200 escalones.
Unas decenas de metros
antes de encontrarme con los escalones, iba aparecer un pequeño saliente despejado
que me iba a ofrecer el primer vistazo de la zona a la que quería descender.
Perdí esos metros y
momentos antes de iniciar el descenso, otra visión diferente a la anterior del
mismo terreno rocoso en bajamar.
Empezando a descender a
través de los numerosos escalones que se encontraban bastante húmedos por
encontrarse en terreno sombrío y haber rociado durante la noche.
Viendo parte de la
Playa de Gueirúa a la que llegaría en descenso tranquilo debido a la humedad de
los escalones.
Un dúo de imágenes en
el descenso.
Pequeña caída de agua
que descubrí descendiendo hacia la playa.
Detalles de las
formaciones rocosas en marea baja y moldeadas por el agua y las corrientes.
A falta de unos cuatro
o cinco metros para el pedrero, resulta que finalizaban los escalones por
encontrarse destruidos en este tramo final, así que lo que hice fue seguir
descendiendo con ayuda de las manos y con mucho cuidado de donde ponía los pies
(había también una cuerda puesta de apoyo y que no utilicé, sencillamente
porque no me apeteció y me apetecía más destrepar esos pocos metros que me
faltaban para las millones de piedras acumuladas en la playa).
Vista atrás de este tramo
final del descenso en el que digo que no había escalones (se podía descender,
según vi, por una pequeñísima zona de
embarcadero que visitaría a la vuelta y dando un pequeño rodeo a la zona del
pedrero).
Por fin pisaba por
primera vez esta Playa de Gueirúa, de casi 200 m de longitud, para mí la zona
de costa de Asturias más espectacular por sus formaciones rocosas en bajamar
junto también a la zona de la Playa del Silencio que visitaría en la segunda
parte de este día.
Vista atrás de la zona
final del descenso junto al pequeño embarcadero situado unos metros por encima.
Iba con botas y atuendo
de montaña y la verdad se caminaba bastante cómodo por encima de las pequeñas
piedras de esta playa y con vistas al frente de la zona de la Playa del
Silencio.
Me dirigí caminando
varios centenares de metros por esta playa de Gueirúa, así como por el
siguiente pedrero que me iba a encontrar y que estaba enlazado con esta playa
de Gueirúa, el pedrero de la Playa de la Caldeirina.
Guapas vistas de las
formaciones rocosas saliendo del mar y situadas algo al Oeste y al Norte de la
Playa del Silencio.
La montaña parecía que
quería venirse abajo.
¡Vamos a dar un pequeño
paseo por esta zona de la Caldeirina!.
Localizando una posible
vía de escape (rojo) en caso de que la marea me pillara desprevenido o de que
viniera un tsunami repentino.
Más vistas de la
formaciones rocosas a lo lejos y algo más cercanas del suelo marítimo de esta
zona.
Viendo hacia atrás mis
pasos.
El mar hacia el Este.
Y hacia el Oeste con el
abundante oleaje, tan característico del Mar Cantábrico.
Acantilados moldeados
por al viento y por la acción del agua.
El ocle marino lanzado
a la orilla por las olas.
Tras volver al pedrero
inicial de mi paseo, me dio entonces por acercarme a las formaciones rocosas en
baja mar, descubriendo entonces la entrada a una especie de cetárea que ni
sabía de su existencia.
Vista de alguna de las
guapas formaciones rocosas.
Un par de imágenes de
la entrada a esta cetárea que digo y que visitaría un rato después.
Subí entonces a la “cima”
del peñasco rocoso situado por encima de la cetárea para sacar algunas fotos de
la zona desde otra perspectiva.
Desde lo alto de la
roca, observando como salía hacia el norte todo el saliente rocoso tan
espectacular de esta playa.
Zona de la Playa de la
Caldeirina y por la que había caminado momentos antes.
Zona de la Playa de
Gueirúa, en forma de concha como se puede ver y con el acceso a dicha playa
(rojo).
Descendí entonces de
nuevo y de nuevo daría con la entrada a la cetárea pero vista desde otro punto
diferente a la de momentos antes.
Tuve que rodear un
tramo de estas formaciones rocosas ya que el acceso directo, por lo que pude
ver, esta derruido, así que una vez que
me adentré en la cetárea, ésto es lo que pude observar en su interior, tanto a
la derecha como a la izda.
El acceso derruido de
la cetárea que he mencionado líneas atrás.
Tras la visita, tocaba
volver caminando por esta zona rocosa, plagada de pequeños tramos inundados que
tuve que ir sorteando a medida que iba avanzando hacia tierra firme.
Despidiéndome de esta
construcción artificial y de la zona a la que subí para sacar algunas imágenes
diferentes a las clásicas.
Tocaba volver hacia la “zona
portuaria” de la playa, así que para allá me encaminé para salvar en un primer
momento el salto hacia la zona de escalones.
Llegaría entonces a
esta zona, donde se encontraban algunas pequeñas embarcaciones, alguna en no
muy buen estado como se puede ver.
Algunas imágenes en
esta zona del embarcadero, mostrando algunas cabañas así como de los maderos
instalados para ayudar a bajar las embarcaciones.
Un último vistazo desde
la cercanía a estas rocas.
Tocaba ahora ir
ascendiendo tranquilamente y con numerosas paradas para seguir sacando fotos.
Hay que decir que en
días en el de esta ruta, uno no se cansaba de inmortalizar la maravilla que me
estaba ofreciendo Asturias.
Para aquella zona de la
Playa del Silencio me iba a dirigir en cuanto llegara al coche.
¡Y pensar que estuve
por allá abajo hace un rato dando una pequeña vuelta…!.
Foto resumen de la que
para mí es la primera maravilla natural en zona costera de mi región asturiana.
Dando la vuelta ya para
el coche por el tramo de sendero entre la vegetación que tuve que caminar para
llegar de nuevo hasta el pueblo de Santa Marina.
Ahora tocaba seguir de
visita, así que para la que es considerada como la playa más guapa de Asturias
me iba a ir, la Playa del Silencio.
La segunda visita del
día, mejor para otro post debido también a la cantidad de fotos con vídeos
incluidos, así que…
¡Vamos para la playa
del Silencio!
Muchas gracias por tu ruta a esta playa recóndita de Gueirua. Explicas muy buen como llegar y lo que se puede ver. Lo visitaré lo antes posible.
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