6º Día. Lagos – Praia
Barril – Tavira – Loulé.
Día 11-09-2014.
Comentario:
Día en el que nos
íbamos a meter una ruta un poco larga en coche ya que el destino que había
pensado quedaba lejos de Lagos, así que a las 08h10 nos levantamos para poner
rumbo hacia la zona comprendida entre Tavira y Faro y tras algo más de una
hora de autopista llegamos a la zona de Pedras del Rei.
El objetivo de este día
era conocer un poco la zona del Parque Natural Da Ria Formosa, así que tras
cruzar por un puente alcanzamos la isla de Tavira.
Imagen del puente.
Tras cruzar el puente
nos encontramos con que había una pequeña estación de tren para poder llegar a
la Praia do Barril a través de un trayecto que apenas duraba 10 minutos.
Encontramos la marea
baja en esos momentos y entonces pude sacar un par de imágenes del mismo lugar,
en la ida y tras regresar de la playa, para poder la subida de las aguas con
unas horas de diferencia.
Pillamos el billete del
tren (1,20 euros) que en un trayecto de unos 10 minutos nos iba a llevar hasta
la misma Praia do Barril, lugar donde había algunos establecimientos de
hostelería y de tiendas de recuerdos para los visitantes.
Durante el trayecto
íbamos observando toda la zona de la isla, inundada parcialmente y plagada de
vegetación en toda su extensión.
Nada mas posarnos ya
pudimos ver el cartel de que estábamos en un parque natural.
A través de una
pasarela de madera se llegaba a la playa y mirando hacia un lado y hacia el
otro solo la vista alcanzaba a ver agua y arena por todas partes.
Dejé a la señora en su
hábitat y yo me fui durante una hora a realizar una pequeña excursión por la
zona, sacando alguna foto del tren que regresaba de nuevo a la playa con una
nueva carga de veraneantes.
Aproveché también para
sacar alguna que otra imagen del famoso cementerio de anclas situado en la
misma arena de la playa.
Dicho cementerio.
Dicho cementerio es el
recuerdo de una época, la de los barcos atuneros portugueses que durante siglos
surcaron los océanos y que debido a la falta de recursos tuvieron que ir
abandonando esta actividad.
Las anclas de los
barcos varados fueron amontonándose poco a poco en esta playa, quedando a
merced de los elementos y oxidándose lentamente.
Entonces, cuando se
dieron cuenta de que este peculiar cementerio llamaba tanto la atención de los
visitantes, los habitantes de Tavira se encargaron de alinearlas y de mantener
el lugar limpio dentro de la decadencia que tenía.
Tras ver el cementerio
de anclas, regresé a la playa donde estuve un rato tirado en la arena y acto
seguido pusimos rumbo a uno de los locales para comer algo en plan hamburguesa
o bocata, cobrándonos por la comida de los dos unos 21 euros.
Acto seguido pillamos
el trenecillo para ir a pillar el coche de nuevo.
Había ya subido la
marea y se notaba en el paisaje cubierto por el agua con las diferentes lagunas
que formaba la vegetación existente.
Pillamos el coche y
entonces pusimos rumbo a la localidad de Tavira, pero antes de llegar a este
pueblo importante de dicha zona, paramos unos minutos en el pequeño pueblo de
Santa Luzía, catalogada como la Capital do Polvo (del pulpo).
Este pueblo es un
pueblo de pescadores de casas de prácticamente una sola planta, puertas
coloreadas y sobre todo mucho sabor a mar.
En el puerto había
numerosas barcas de madera donde se ve que la actividad pesquera está en plena
actividad en el mismo.
Ya habíamos comido, así
que me quedé con las ganas de comer en alguno de los restaurantes del pueblo ya
que tenían muy buena pinta.
Donde el puerto había
numerosas casetas de los pescadores donde guardaban sus enseres de pesca.
Alguna casa llamativa
de este pueblo.
Estuvimos muy poco
tiempo en el pueblo y rápidamente pusimos rumbo a Tavira.
Tavira es una ciudad
con una población aproximada de 25.000 habitantes, siendo uno de los destinos
turísticos destacados dentro del Algarve.
Es una población muy
cómoda para caminar, estando bastante cuidada a la hora de tema de limpieza y
con un buen casco histórico.
Aparque a las afueras
del casco histórico, concretamente en la Rua Almirante Cándidos dos Reis, calle
en la que se encontraba esta pequeña iglesia.
Tras llegar a la Plaza
Dr Antonio Padinha, bastante chula por cierto, cruzamos el río Gilao por el
puente romano, río que divide a esta localidad en dos partes, dando entonces
con la principal plaza del pueblo, la Plaza de la República.
Imagen de la misma.
Pero antes de seguir
con la visita era inevitable sacar foto de uno de los iconos del pueblo, el
Puente Romano.
El puente romano de
Tavira, conocido también como “Ponte Antiga” es uno de los símbolos de Tavira y
entre las diversas teorías existentes sobre su origen, la que es más probable
es que se trataba de un puente romano anterior del siglo III.
A lo largo del tiempo
ha sufrido diversas reformas y el aspecto actual es del siglo XVII más o menos.
Una cosa curiosa de
esta parte de la ciudad es el nombre que recibían un grupo de casas conocidas
como “La Pequeña Venecia”, dado el nivel sobre el agua en el que estaban
construidas y que por lo que vimos en este día, estaba el agua a escasos metros
de los accesos a dichas viviendas por lo que parecía que a la mínima ésta fuera
anegar las viviendas ribereñas.
Imagen que refleja un
poco de esto último que he comentado.
Nos metimos entonces
por alguna de las estrellas callejuelas empedradas y que rápidamente nos fueron
elevando hacia la zona donde estaba la Iglesia de Santa María do Castelo
(s.XIII) con sus característicos relojes en la torre.
Visitamos entonces el
castillo que estaba pegado al lado mismo de esta iglesia y de nuevo tuvimos que
salvar altos escalones y en este caso sin barandilla de protección, que jamás
entenderé cómo dejan subir a la gente sin las más mínimas medidas de seguridad.
Foto de la Iglesia de San
María desde este castillo.
Después de esta visita,
fuimos tranquilamente regresando hacia la zona donde teníamos el coche.
En cuanto a la visita a
Tavira, decir que me gustó por el ambiente agradable que encontramos y la
tranquilidad que se desprendía de sus calles. Lugar totalmente recomendable
para pasar unas cuantas horas, a pesar que algunas partes del pueblo no las
visitamos por falta de tiempo.
Acto seguido y tras
pillar el coche, pusimos rumbo a Faro, la población más importante del Sur de
Portugal, con unos 65.000 habitantes.
Me acerqué a esta
ciudad para conocer la misma, pero dado que ya era por la tarde y que íbamos a
perder bastante tiempo para apenas conocer algo de la ciudad, pasamos de parar
en la misma (un poco caótica la encontré) y entonces puse rumbo a un pueblo que
nos habían recomendado llamado Loulé.
Matizar que antes de
pasar por Faro, habíamos pasado por otra localidad llamada Olhao en la que
tampoco habíamos parado.
Decir que el trayecto
por esta zona la habíamos realizado por la carretera nacional, carretera que se
hace muy pesada por el constante tránsito de vehículos de toda clase y de
limitaciones de velocidad (una conclusión que
saqué en mi periplo a lo largo y a lo ancho por el Algarve, fue que valía más
pagar los euros del peaje de la Autopista que perder tiempo, pero que mucho
tiempo para alcanzar las poblaciones importantes que se encontraban unos 20 ó
30 km entre sí).
Pues una vez en Loulé
dimos una pequeña vuelta por el pueblo, pasando al lado mismo del castillo del
siglo XIII, el cual se encontraba cerrado ya que estaban haciendo algún tipo de
obras.
Después de una breve
visita a este pueblo, paramos a comprar algo de comida en un supermercado ya
que teníamos intención de cenar este día en el apartamento, llegando al mismo
sin ninguna novedad.
En total hoy caerían
unos 253 km en todo el día y la cuenta de km seguía aumentando.
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