3º Día. Lagos – Parque
Natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina.
Día: 08-09-2014.
Comentario:
Ya instalados en Lagos,
tocaba ya el primer día completo en esta zona de Portugal y el destino que
había pensado para este día inicial en el país luso iba a ser la zona del
Parque natural del Suroeste Alentejano y Costa Vicentina, un litoral que me
atraía mucho conocer por las fotos que había visto a través de Internet estando
todavía en casa.
Dicho parque natural
está considerado como el trecho del litoral europeo mejor conservado, siendo
por ello visitado por muchos zoólogos y botánicos procedentes de todas las
partes del mundo.
Su paisaje, como luego
mostraré, está marcado por los escarpados acantilados que representan el símbolo
del Parque, adquiriendo los mismos varios formas y tonalidades producto de la
erosión del viento y del mar.
Las playas de este
litoral son muy demandadas por los aficionados al surf y un detalle que me
gustó de algunas que descubrí es que los accesos no eran todo lo fáciles a los
que estoy acostumbrado en mi región.
Así que tras
levantarnos a las 08h30 pusimos rumbo para dicha zona, parando en primer lugar
en una población llamada Aljezur.
En esta población paramos
en la Oficina de Turismo donde aparte de recopilar la información que nos
dieron, aprovechamos para comprar un libro-guía (7 euros) de todas las playas
de esta zona de Portugal, libro que durante todas las vacaciones utilizamos
para localizar las diferentes playas que nos podían parecer atractivas para
nuestra visita más un plano de la población (0,50 euros).
Aljezur es una pequeña
población de unos 2.700 habitantes, capital de un municipio en el que lo habitan
en total 5.300 personas y si durante siglos la agricultura constituyó la
principal actividad económica del municipio, siendo asegurada la salida de sus
productos por el puerto fluvial de la ribera de Alejzur, más tarde obstruido
dicho puerto y posteriormente dicha salida tendría lugar por el camino que
venía del norte y que llevaba a Lagos.
En la actualidad se ha
contagiado de toda la dinámica social y económica que impera en el Algarve.
Salimos entonces de la
Oficina de Turismo donde nos trataron amablemente (sería la tónica en este
viaje en toda la zona del Algarve) y antes de dejar esta población, subimos
caminando por algunas callejuelas hasta el castillo que coronaba la población y
desde donde se podían ver buenas vistas de lo que había sido la zona por la que
había estado el puerto fluvial del pueblo hacía muchísimos años.
Dicho castillo fue
construido durante el período árabe (siglo X) sobre un monte en el que ya había
ocupación humana que se remonta a la Edad del Hierro (entre 800 y 450 a.C).
La misión era asegurar
el control del puerto fluvial, puerto obstruido por los sedimentos y que servía
de unión con el mar y además como defensa de la población de los posibles
ataques enemigos.
Subiendo hacia el
castillo por algunas de las callejuelas presididas por algunas de las blancas
casas de la zona alta del pueblo.
Entrando en el
castillo.
El castillo en sí no
tenía nada por dentro ya que estaba todo prácticamente en ruinas (quizás por
ésto que digo su acceso era totalmente gratis).
Lo más destacable eran
sus vistas, tanto hacia la costa con la ría de Aljezur, así como para el
interior.
Rápidamente abandonamos
dicho lugar ya que el objetivo del día era conocer las playas de esta parte del
litoral y ya habían pasado algunas horas desde que nos habíamos levantando y
todavía no habíamos visitado ni una playa.
Puse rumbo a través de
una carretera en no muy buenas condiciones que digamos, a conocer la parte Norte
de la que dicen que quizás sea la playa más divertida del mundo, aunque yo más
que divertida la calificaría de peligrosilla por lo que voy a comentar a
continuación.
Dicha playa era la
playa de Amoreira, playa situada en la desembocadura de la Ribeira de Aljezur,
lugar donde existe un estuario-lagunar muy extenso y bastante chulo y un
extenso campo dunar.
Aparcamos en este parte
de la playa, alejándome unos centenares de metros para sacar algunas fotos de
la playa y de la zona en su parte norte (presidida por las rocas de color
oscuro) y de la parte sur (presidida por el arenal en sí).
Vista de la playa con
el chiringuito que tiene en su parte norte.
Volviendo al tema de
playa “disfrutona” o playa “peligrosilla” decir que la playa al encontrarse en
la desembocadura del estuario antes mencionado tiene la peculariedad de cuando
sube o baja la marea, la corriente se deja notar bastante adquiriendo
velocidades de hasta 5 km/h según se ha comprobado, con lo cual si uno se deja
llevar puede ser muy divertido o peligroso dependiendo cual será la dirección que
lleve el agua en ese momento, aunque lo que sí que es cierto que la
desembocadura está presidida por fuertes corrientes independientemente del
estado del mar.
Dejamos la playa y al
poco de empezar a conducir, paré por un instante a sacar algunas fotos del río
que desemboca en la playa, así como una de toda esta zona del estuario.
El tiempo estaba malo y
amenazaba lluvia y con lo todo lo que me habían dicho y había leído en Internet
no me estaba sirviendo de nada la información que había recopilado.
¿Dónde estaba aquella información que esta zona
gozaba de un clima mediterráneo con unas 3.000 horas de sol al año?...y ¿Dónde
estaba el sol en este día…?, así que con la moral un poco minada en este día
seguí con la ruta que me había propuesto para conocer algunas de esas “playas
de postal” en este día (claro está que las postales están tomadas siempre con
sol y la primera playa había deslucido un poco precisamente por eso, por la
falta de sol…).
Tras esta primera
visita del día, me dio por irme un poco más hacia el norte a conocer otra
playa, la playa de Odeceixe, playa también con desembocadura de un río, el
Seixe.
Vista de esta playa.
Aparcamos el coche por
encima de las casas que estaban situadas por encima de la playa y fuimos dando
un paseo para ir viendo el entorno de la playa.
Algunas casas coloridas
del entorno.
Durante nuestro paseo
por dicho entorno hicieron acto de presencia un par de policías que iban a
caballo y que constantemente estuvieron dando vueltas por el aparcamiento de la
playa así como por la zona de las casas.
Vista de dichos
policías.
Me asomé a ver el tramo
final del río Seixe en su desembocadura en la playa, tramo éste de la
desembocadura, el cual resulta peligroso por las corrientes en dicha zona.
Un par de imágenes de
este último tramo que he comentado.
Algún vistazo a otra
playa de la cual desconozco el nombre y en la cual se ve que alguno se
entretuvo mostrando su romanticismo a través de las piedras.
En esta segunda visita
tuvimos la mala suerte que al final nos llovió, así que no pudimos ver con
comodidad esta zona ya que estuvimos refugiados un rato en el coche pero al ver
que no paraba la lluvia, decidimos ir regresando hacia el sur para ganar algo
de tiempo ya que quedaban todavía unas cuantas playas por ver en esta parte del
litoral.
Regresamos entonces mientras
esperábamos para ver si paraba de llover mientras íbamos en el coche, a ver la
primera playa que habíamos visto en el día de hoy, la playa de Amoreira, pero
ahora desde su parte sur o lo que es lo mismo desde la propia desembocadura del
río Aljezur.
Aparcamos el coche y
fuimos descendiendo por una pasarela de madera para ver mejor la desembocadura
del Aljezur.
Vista a través de dos
imágenes, de la playa y de dicha desembocadura.
El día seguía nublado
pero parecía que cuanto más nos fuéramos hacia el sur con el coche, el tiempo
parecía estar mejor, así que eso fue lo que hicimos (la verdad con tiempo malo
o bueno era ésta mi intención desde el inicio).
Durante el trayecto
hacia el sur, el menda paraba cada poco el coche para ver los tramos de costa,
como en una cala que descubrí con algunos surfistas en sus proximidades.
Yendo por la carretera
que en numerosas ocasiones iba pegada a la costa dimos con una playa presidida
por un pueblo, la cual recibía el nombre de Praia do Monte Clérigo.
Estábamos pillando en
este momento la marea alta, una pena por otra parte, porque en marea baja y
desde esta playa y desde alguna otra anterior nos hubiera sido posible ir a
conocer algunas otras playas que solo eran accesibles en marea baja.
Foto de esta Praia do
Monte Clérigo.
Continuamos entonces
con el rumbo previsto y algo más animados ya que el tiempo mejoraba,
renunciando a parar a tomar algo donde la población de esta última playa (había
algo de ambientillo en alguna de sus terrazas), dando entonces con una tramo de
pista de piedras y grava (pegada a la carretera), así que el menda pegó un
volantazo para internarme por dicha pista que prácticamente estaba pegada a las
caídas hacia el mar.
Me bajé del coche y en
solitario me fui durante un cuarto de hora por dicha zona para descubrir al
final algunas vistas que me gustaron, aunque sí que es verdad que para obtener
las próximas imágenes tuve que andarme con bastante cuidado como se verá en
alguna.
Como anécdota o mejor
dicho como dato curioso de esta zona del litoral, decir que me pareció un
terreno bastante inestable y peligroso de caminar a la hora de aproximarme a
las caídas hacia el mar (de hecho en muchas playas hay carteles con avisos de
desprendimientos de las altas paredes con decenas de metros de altura que se
sitúan por encima de los arenales o pedreros).
Algunas fotos de este
tramo de la costa.
En esta primera foto,
me llamó la atención una cueva que parecía escondida al lado de un pedrero de
varios centenares de metros pegado al lado de unos acantilados de unos 70 – 80
metros de altura por lo menos.
En la segunda imagen,
estaba pegado escasamente un metro a la caída hacia el mar (un paso para
adelante sin darme cuenta para sacar una mejor foto y zasssssssssssss, ahora
mismo no estarían reflejadas las vacaciones en este blog).
Una de las cosas que
descubrí del Algarve en este primer viaje es que es un paraíso para la gente
que le guste caminar por zonas costeras ya que hay multitud de senderos que van
recorriendo y uniendo la mayor parte de las playas con bastantes tramos
espectaculares que forman tanto las playas como los acantilados próximos a
éstas.
Tercera foto y
siguiendo con el paseo en solitario.
En esta cuarta y última
foto de esta serie me llamó la atención la rampa que bajaba directamente hacia
el mar, rampa que se componía de terreno totalmente muy inestable, con mucho
grijo y piedra pequeña que parecía que se iba a descomponer al primer momento
que se la pisara.
Volví al coche tras un
cuarto de hora.
Me hubiera gustado estar un buen rato por la zona pero al dejar
a la mujer en el coche me sentí obligado a regresar muchísimo primero de lo que
hubiera regresado en condiciones normales de haber estado el menda solo.
Continuamos entonces
con la marcha, alejándose un poco la carretera de la franja costera hasta que a
los pocos km dimos con un pueblo llamado Arrifana y su bajada hacia la playa
del mismo nombre.
Había un cartel de
prohibido el paso hasta la zona de la playa a no ser que fuéramos residentes,
así que por si acaso aparqué el coche en un aparcamiento de tierra donde había
algunos coches y con vistas hacia la parte inferior del pueblo con la playa a
sus pies.
Continuamos entonces
con la carretera que iba dirección a una especie de fortaleza y sin parar
descendimos por un tramo de carretera estrecha y con fuerte pendiente a la zona
del puerto de esta población de Arrifana.
Puerto pesquero de
pequeño tamaño, así que sin posarnos, dimos la vuelta con el objetivo de comer
algo en un restaurante que habíamos visto momentos antes y en la que parecía
haber bastante gente comiendo.
El restaurante donde
comimos en Arrifana tenía el nombre de “O Pescador”, restaurante “tipo
familiar” como pudimos comprobar.
Tras esperar un buen
rato a que nos atendieran dentro ya que comer fuera nos fue imposible, pedimos
un ensalada de pulpo y un par de raciones de bacalao.
Lo malo fue que al
paisano se le olvidó pedir a cocina la ensalada y al final cuando se dio cuenta
(porque se lo dijimos), ya estaba el bacalao en la mesa, así que renunciamos a
probar la ensalada de “polvo” que es como llaman ellos al pulpo.
Foto del bacalao.
La verdad estaba muy
bueno y el local estaba chulo con decoración bastante alegre y por momentos
“marinera”.
Foto del local y alguna
de uno de los cuadros que adornaban el mismo.
Y del menda, claro
está….
Nos cobraron por la
comida, cervezas y por los cafés, 30 euros, pareciéndonos bastante barato para
la calidad de la comida.
Después de la comida,
puse rumbo a la zona de la fortaleza por la que había pasado alguna hora antes,
parando antes, a sacar alguna foto de la playa con las casas del pueblo
situadas en esta parte y con las nubes amenazando en las alturas con volver a
cubrir todo, pero de momento hay que decir que estaban aguantando muy bien.
Fotos del pueblo y la
playa.
Llegamos entonces de
nuevo a la fortaleza del pueblo, construida en el s. XVII.
Foto de la entrada de
dicha fortaleza.
Pero antes de entrar en
dicho lugar, dejé a la mujer a su libre albedrío en la fortaleza y me dirigí a
través de claros senderos que se iban internando a lo largo de la costa en
dirección norte para ver los diferentes acantilados y playas formadas por
éstos.
Varias imágenes de esta
parte de la costa.
Y a medida que iba
avanzando una ensenada de piedras de nuevo llamaría mi atención.
Como de haber seguido
hubiera perdido mucho tiempo, decidí ir regresando hacia la fortaleza, viendo
la misma con sus acantilados.
Me interné en la misma
(entrada libre) y por allí estuve algunos minutos disfrutando de sus vistas.
El menda por esos
lares.
De nuevo al volante,
abandonando esta parte de la costa que sí que me gustó bastante y con rumbo a
la siguiente playa, la playa de Vale Figueira.
Una cosa que nos pasó
en este viaje fue que a la hora de aproximarnos con el coche a varias playas,
resulta que la carretera asfaltada acababa para llevarnos a un tramo de pista
de la longitud que fuera en cada caso, para finalizar con un tramo
perfectamente asfaltado que nos conduciría al parking de la playa en cuestión.
Un par de fotos según
iba bajando a esta playa de Vale Figueira por el valle encajado y con sus
laderas pobladas de matorrales.
Decir que en este caso
la pista tenía unos 3 k de longitud.
Esta playa se puede
decir que me encantó, resultado una de esas playas que uno siempre se ha podido
imaginar como de las salvajes por lo solitario de su entorno.
Varias imágenes de la
playa “salvaje”.
Tras este
descubrimiento, volvimos sobre nuestros pasos para conocer otra playa, la Praia
do Amado, playa muy conocida en el ambiente surfero porque es famosa por su
oleaje, siendo esta playa lugar donde se celebran campeonatos nacionales e
internacionales de surf.
Pero antes de llegar a
esta playa y aunque no estaba lloviendo, pudimos ver algún fenómeno atmosférico
que nos estaba dando la bienvenida a
esta parte del Algarve.
A la hora que llegamos
todavía había algo de ambiente surfero y eso que eran ya casi las 19h.
Me gustó
dicha playa por el ambiente que pude ver, por los chiringuitos ideales para ver
la puesta del sol y por tener varios senderos que se iban perdiendo en una y
otra dirección y que partían de la misma zona del aparcamiento.
Fotos de esta playa.
Aunque me hubiera
gustado ver la puesta de sol desde esta playa, decidí ir a ver la misma hasta
el mismo Cabo San Vicente, llegando al mismo cabo un poquito tarde, sobre un
cuarto de hora antes que se quitara el sol, estando dicho lugar plagado de los
turistas ansiosos por ver dicha puesta.
En Oviedo había
comprado trípode para intentar que no me salieran demasiado mal las fotos
nocturnas de la puesta del sol y viendo el resultado creo que no me quedaron
demasiado mal (era la primera vez que sacaba fotos en estas condiciones).
Pero antes de poner la
secuencia de fotos de la puesta del sol, una del menda con la cámara, imagen
que sirve un poco para mostrar la tónica durante muchos momentos de las
vacaciones.
Secuencia de la puesta
del sol.
Prácticamente de noche
y con el faro encendido de este cabo.
Regresamos entonces ya
para el apartamento y en este día y a pesar que estábamos de turismo, cenamos
en el mismo apartamento, consistiendo la cena en un colacao con magdalenas.
Sumábamos más km al
viaje y hoy habían caído unos 226 Km que con sus paradas y arrancadas habían
cansado el cuerpo del menda un poco que digamos.
Genial puesta de sol, geniales fotos y vistas y esas playas deben ser una maravilla para correr descalzo por ellas, pura maravilla, que buen viaje¡¡¡.
ResponderEliminarRafa, te recomiendo esa zona para pasar una semana..Seguro que os iba a gustar y para correr son ideales esas playas. Un abrazo y ya nos veremos...(Espero que corras en Gijón...).
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